4/06/2017, 13:24
El Uchiha se retiró ligeramente hasta volver a su posición dentro de la comitiva, recibiendo el cumplido de Satomu con una ligera sonrisa. Lo que sucedió luego fue más de lo mismo; otro misterioso enunciado, otra espera. Pese a que la sangrienta emboscada que habían sufrido durante el camino había sacado a Akame totalmente del hilo de la misión, haciéndole pensar única y exclusivamente en conservar su vida, ahora volvía a sentirse como en El Sauce Cambiante. Esperando algo que quizás nunca llegase.
Sea como fuere, esa vez el Uchiha agradeció el alto en el camino. Aprovechó para comer algo —apenas unas raciones que le extendió Toturi, saladas y duras pero que le supieron a manjar— y recuperar energías mientras uno de los soldados le examinaba el vendaje de la oreja. La herida había parado de sangrar, por lo que no fue necesario volver a aplicar vendas tras lavarla. Luego, simplemente se sentó en el suelo de fría piedra, bajo la primera sombra que pudiera conseguir, y usando su petate de respaldo se echó una buena cabezada.
Despertó un rato después, cuando ya estaba anocheciendo, cuando por fin las grandes puertas de la mansión de Satomu se abrieron para ellos. Akame se puso en pie, tratando de espabilarse rápidamente, y se colgó la mochila a la espalda. Así, avanzó hasta el umbral de la mansión y esperó a que sus compañeros hicieran lo mismo. Luego, se adentraría en aquel misterioso lugar en busca de respuestas.
Sea como fuere, esa vez el Uchiha agradeció el alto en el camino. Aprovechó para comer algo —apenas unas raciones que le extendió Toturi, saladas y duras pero que le supieron a manjar— y recuperar energías mientras uno de los soldados le examinaba el vendaje de la oreja. La herida había parado de sangrar, por lo que no fue necesario volver a aplicar vendas tras lavarla. Luego, simplemente se sentó en el suelo de fría piedra, bajo la primera sombra que pudiera conseguir, y usando su petate de respaldo se echó una buena cabezada.
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Despertó un rato después, cuando ya estaba anocheciendo, cuando por fin las grandes puertas de la mansión de Satomu se abrieron para ellos. Akame se puso en pie, tratando de espabilarse rápidamente, y se colgó la mochila a la espalda. Así, avanzó hasta el umbral de la mansión y esperó a que sus compañeros hicieran lo mismo. Luego, se adentraría en aquel misterioso lugar en busca de respuestas.