4/06/2017, 20:51
(Última modificación: 29/07/2017, 02:37 por Amedama Daruu.)
—Bien pensado, Daruu-san. Bendito sea Amenokami.
Daruu asintió enérgicamente con una sonrisa.
—Eso es —contestó—. Bendito sea Amenokami.
Estaba contento. Pletórico. ¿A qué se debía, a que había ganado o a que había hecho un nuevo amigo casi sin quererlo? Probablemente a las dos. Todavía sentía el fuego candente brillando en su pecho de cuando había lanzado aquél Mizurappa, y era todo un placer poder hablar y bromear con alguien tan relajadamente que no era de su familia, aparte de su compañera de misiones.
—Tus ojos, cambiaron al iniciarl la pelea. ¿Por qué ha pasado eso?
La pregunta le pilló desprevenido. Daruu detuvo sus pasos y le observó unos instantes, dudando si debía contestar o no.
—Es poco prudente contarle tus secretos a alguien si quieres volver a ganarle una próxima vez que te pida pastel de fresa y un poco de Mizurappa —bromeó—. Pero supongo que hoy te has ganado un poco de información. Te advierto que no será mucha.
»Es un doujutsu famoso, habrás oído hablar de el clan Hyuuga. Mi abuela era del clan, y yo nací con este don. Puedo ver el chakra de otros seres vivos y dentro de sus cuerpos.
Hizo una pausa.
—Y eso es todo lo que puedo contarte por hoy. Ahora, respóndeme tú una pregunta —dijo—. ¿Dónde aprendiste medicina? ¿No eres muy joven para saberla usar ya? He oído que se requieren años de entrenamiento.
Daruu asintió enérgicamente con una sonrisa.
—Eso es —contestó—. Bendito sea Amenokami.
Estaba contento. Pletórico. ¿A qué se debía, a que había ganado o a que había hecho un nuevo amigo casi sin quererlo? Probablemente a las dos. Todavía sentía el fuego candente brillando en su pecho de cuando había lanzado aquél Mizurappa, y era todo un placer poder hablar y bromear con alguien tan relajadamente que no era de su familia, aparte de su compañera de misiones.
—Tus ojos, cambiaron al iniciarl la pelea. ¿Por qué ha pasado eso?
La pregunta le pilló desprevenido. Daruu detuvo sus pasos y le observó unos instantes, dudando si debía contestar o no.
—Es poco prudente contarle tus secretos a alguien si quieres volver a ganarle una próxima vez que te pida pastel de fresa y un poco de Mizurappa —bromeó—. Pero supongo que hoy te has ganado un poco de información. Te advierto que no será mucha.
»Es un doujutsu famoso, habrás oído hablar de el clan Hyuuga. Mi abuela era del clan, y yo nací con este don. Puedo ver el chakra de otros seres vivos y dentro de sus cuerpos.
Hizo una pausa.
—Y eso es todo lo que puedo contarte por hoy. Ahora, respóndeme tú una pregunta —dijo—. ¿Dónde aprendiste medicina? ¿No eres muy joven para saberla usar ya? He oído que se requieren años de entrenamiento.