5/06/2017, 23:41
—¿Entonces, cómo piensas ganar y entrar al Examen de Chuunin por la alfombra roja?
Datsue soltó una carcajada, risueño, ante el comentario. Aquel día, Akame estaba más hablador —y gracioso— de lo normal. Eso, o Datsue en realidad no le conocía tan bien como pensaba. «Ains… Este aire tan puro… Relaja hasta a los más disciplinados»
Una vez terminado Akame de argumentar porque Datsue se vería obligado a usar todas sus artimañas Uchiha, Datsue realizó un ademán con la mano, como quitándole importancia.
—Olvidas una cosa, Akamito, y es que estás hablando con Datsue el Intrépido —un destello muy raro de ver en él iluminó sus ojos. Era el destello del orgullo—. Nuestras técnicas Uchiha… Sí, están muy bien, y no cambiaría mi sangre por nada del mundo —«Bueno, por casi nada»—. Pero el fuuinjutsu, amigo mío, ¿sabes lo que es eso? ¡Oh! —el Uchiha emitió un gemido de verdadero placer—. Eso, compañero, es verdadero poder. Podría, si quisiera, sellar ahora mismo tu alma en una lata de cerveza y nadie salvo tú y yo nos enteraríamos. Imagínate… ¡Vivir toda una eternidad encerrado en una lata de cerveza!
El Uchiha se carcajeó nada más decirlo. Exageraba, por supuesto, pero eso no quería decir que mintiese… Al menos no en todo. El fuuinjutsu era, sin duda alguna, una de las ramas más complicadas que un shinobi podía elegir. Una rama en la que poco importaba la fuerza o perseverancia del shinobi. Aquello no se trataba de eso, sino de inteligencia. Pura inteligencia y sed de conocimientos. Su complejidad no se le podía comparar a ninguna otra rama del ninshuu, y más de una vez el Uchiha se había encontrado con leer una página de complicadas fórmulas y no entender ni una sola cosa de lo que allí estaba escrito.
Pero Datsue pronto vería cortado su hilo de pensamientos. Akame acababa de preguntarle, con toda la naturalidad e inocencia del mundo, que qué tenía él en contra de la Ribera del Sur… Empezó a palpitarle un ojo, mientras su compañero siguió bromeando sobre el Árbol Sagrado y las absurdas —al menos para él— historias que contaban al respecto.
Cuando relató como un chico había tratado de venderle savia del propio Árbol Sagrado, con la promesa de que le endurecería la piel como una roca, el Uchiha sintió un extraño deja vu. ¿No había tenido él, en sus años mozos, una idea parecida? Creía recordar que había acabado por desecharla, al no tener método seguro de falsear la prueba para colar semejante bulo.
De todos modos… eso no era lo importante.
—Akame… No se trata de lo que tenga o deje de tener en contra de los Ribereños del Sur. Se trata de lo que son. Gente de lo más ruin y miserable. Mezquina. Capaz de vender a su propia madre por un puñado de monedas. Abusan del débil, roban al que nada tiene, y lo peor de todo, Akame, es que engañan al mundo bajo una máscara de cordialidad y sonrisa. ¡Pura fachada, hazme caso a lo que digo! —a medida que hablaba, se iba encendiendo más y más—. ¡Son unos monstruos, Y EL MUNDO ESTARÍA MEJOR CON ELLOS ERRADICADOS DE LA FAZ DE OONINDO!
Un marinero, al otro lado del barco, levantó la cabeza para ver qué pasaba. El Uchiha tenía la cara roja por la ira y las venas del cuello hinchadas. Sus nudillos, blancos; y su vista perdida en el horizonte. Perdida en una imagen que creía olvidada, pero que ahora, tras tantos años, volvía a cobrar forma en las sinuosas olas del mar…
Datsue soltó una carcajada, risueño, ante el comentario. Aquel día, Akame estaba más hablador —y gracioso— de lo normal. Eso, o Datsue en realidad no le conocía tan bien como pensaba. «Ains… Este aire tan puro… Relaja hasta a los más disciplinados»
Una vez terminado Akame de argumentar porque Datsue se vería obligado a usar todas sus artimañas Uchiha, Datsue realizó un ademán con la mano, como quitándole importancia.
—Olvidas una cosa, Akamito, y es que estás hablando con Datsue el Intrépido —un destello muy raro de ver en él iluminó sus ojos. Era el destello del orgullo—. Nuestras técnicas Uchiha… Sí, están muy bien, y no cambiaría mi sangre por nada del mundo —«Bueno, por casi nada»—. Pero el fuuinjutsu, amigo mío, ¿sabes lo que es eso? ¡Oh! —el Uchiha emitió un gemido de verdadero placer—. Eso, compañero, es verdadero poder. Podría, si quisiera, sellar ahora mismo tu alma en una lata de cerveza y nadie salvo tú y yo nos enteraríamos. Imagínate… ¡Vivir toda una eternidad encerrado en una lata de cerveza!
El Uchiha se carcajeó nada más decirlo. Exageraba, por supuesto, pero eso no quería decir que mintiese… Al menos no en todo. El fuuinjutsu era, sin duda alguna, una de las ramas más complicadas que un shinobi podía elegir. Una rama en la que poco importaba la fuerza o perseverancia del shinobi. Aquello no se trataba de eso, sino de inteligencia. Pura inteligencia y sed de conocimientos. Su complejidad no se le podía comparar a ninguna otra rama del ninshuu, y más de una vez el Uchiha se había encontrado con leer una página de complicadas fórmulas y no entender ni una sola cosa de lo que allí estaba escrito.
Pero Datsue pronto vería cortado su hilo de pensamientos. Akame acababa de preguntarle, con toda la naturalidad e inocencia del mundo, que qué tenía él en contra de la Ribera del Sur… Empezó a palpitarle un ojo, mientras su compañero siguió bromeando sobre el Árbol Sagrado y las absurdas —al menos para él— historias que contaban al respecto.
Cuando relató como un chico había tratado de venderle savia del propio Árbol Sagrado, con la promesa de que le endurecería la piel como una roca, el Uchiha sintió un extraño deja vu. ¿No había tenido él, en sus años mozos, una idea parecida? Creía recordar que había acabado por desecharla, al no tener método seguro de falsear la prueba para colar semejante bulo.
De todos modos… eso no era lo importante.
—Akame… No se trata de lo que tenga o deje de tener en contra de los Ribereños del Sur. Se trata de lo que son. Gente de lo más ruin y miserable. Mezquina. Capaz de vender a su propia madre por un puñado de monedas. Abusan del débil, roban al que nada tiene, y lo peor de todo, Akame, es que engañan al mundo bajo una máscara de cordialidad y sonrisa. ¡Pura fachada, hazme caso a lo que digo! —a medida que hablaba, se iba encendiendo más y más—. ¡Son unos monstruos, Y EL MUNDO ESTARÍA MEJOR CON ELLOS ERRADICADOS DE LA FAZ DE OONINDO!
Un marinero, al otro lado del barco, levantó la cabeza para ver qué pasaba. El Uchiha tenía la cara roja por la ira y las venas del cuello hinchadas. Sus nudillos, blancos; y su vista perdida en el horizonte. Perdida en una imagen que creía olvidada, pero que ahora, tras tantos años, volvía a cobrar forma en las sinuosas olas del mar…
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado