7/06/2017, 16:57
El tiempo siguió corriendo mientras la llamada Aiko se iba deshaciendo en cada vez más mariposas de papel. Akame las veía alejarse, elevándose sobre los edificios hacia el cielo nocturno, con la duda de si realmente podrían dar con los malhechores.
«Parece que, de momento, no está teniendo mucho efecto...».
Datsue estaba visiblemente más nervioso, y pronto les hizo saber el motivo. Su compañero Uchiha asintió, dándole la razón. «Lo último que necesito esta noche es verme envuelto en más problemas, suficientes nos ha dado ya la señora Tofu con esa maldita misión de rango D», se dijo Akame.
—Tienes razón, Datsue-kun —dijo el gennin, verbalizando sus pensamientos—. Por muy efectivas que sean esas mariposas de origami, Aiko-san, me temo que no tenemos toda la noche.
»Conozco un hostal cerca de aquí. Aceptable, no demasiado bonito... y barato. No nos cobrarán más de cuarenta ryos por cabeza —añadió con buen tino, sabiendo que el bolsillo era el punto débil de Datsue—. Sí, quizá mañana...
«Parece que, de momento, no está teniendo mucho efecto...».
Datsue estaba visiblemente más nervioso, y pronto les hizo saber el motivo. Su compañero Uchiha asintió, dándole la razón. «Lo último que necesito esta noche es verme envuelto en más problemas, suficientes nos ha dado ya la señora Tofu con esa maldita misión de rango D», se dijo Akame.
—Tienes razón, Datsue-kun —dijo el gennin, verbalizando sus pensamientos—. Por muy efectivas que sean esas mariposas de origami, Aiko-san, me temo que no tenemos toda la noche.
»Conozco un hostal cerca de aquí. Aceptable, no demasiado bonito... y barato. No nos cobrarán más de cuarenta ryos por cabeza —añadió con buen tino, sabiendo que el bolsillo era el punto débil de Datsue—. Sí, quizá mañana...