8/06/2017, 11:13
(Última modificación: 29/07/2017, 02:51 por Amedama Daruu.)
Daruu no practicaba la religión budista ni sintoísta, pero tenía una ligera espiritualidad que solía dirigir al que se creía que era el protector y dueño de las tierras del País de la Tormenta, Amenokami, como muchos habitantes de Arashi no Kuni. Su fe no era ferviente ni incondicional, pero le tenía respeto.
Se había acercado a un templo dedicado a nadie en particular y a todos en general. Sentado en un banco y rodeado de naturaleza y del cantar de los pájaros, se descubrió preguntándose si debía recordar al Dios de la Lluvia en un lugar como aquél.
Y como si pensar en Amenokami mismo invocara una gota de lluvia familiar hacia aquél lugar, una persona familiar apareció por la entrada del templo.
—¡Mogura-san! ¡Así que tú también has venido al torneo! —Sonrió ante la agradable sorpresa.
Se había acercado a un templo dedicado a nadie en particular y a todos en general. Sentado en un banco y rodeado de naturaleza y del cantar de los pájaros, se descubrió preguntándose si debía recordar al Dios de la Lluvia en un lugar como aquél.
Y como si pensar en Amenokami mismo invocara una gota de lluvia familiar hacia aquél lugar, una persona familiar apareció por la entrada del templo.
—¡Mogura-san! ¡Así que tú también has venido al torneo! —Sonrió ante la agradable sorpresa.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)