8/06/2017, 19:16
Y así transcurrió el viaje, sin ningún aparente contratiempo. Sin mareas de tormenta que pusieran en peligro a las buenas condiciones de los barcos que navegaban a toda marcha hacia la Isla Monotonía. Kaido se mantuvo perplejo disfrutando de la maravillosa vista, preguntándose que tan vasto y amplio era el mar abierto y qué tantos secretos ocultaba él en sus profundidades. Le interesaba aquello, claro, porque aparentemente era el único de sumergirse en las aguas y vivir en ellas sin la necesidad de volver a la superficie.
Tenía una ventaja que, algún día, le serviría de mucho. O eso esperaba.
No obstante, sus ensoñaciones fueron interrumpidas por la llegada de las mesas y la respectiva comida. Kaido tomó asiento, asintió con poca gana ante el buen provecho de sus compañeros y tomó el primer muslo de pollo que tuviese más acerca, arrimándose también algún bol de patatas, y alguna bebida. Finalmente, comenzó a devorar.
Pero como si no hubiesen sido suficientes ya los rumores acerca de los Kusareños, Akame sintió la necesidad de volver a indagar en los misticismo de los supuestos shinobi de la Hierba, quienes se antojaban primitivos ante los ojos del extranjero. Y por la cara del Uchiha, estaba claro que lo hubo preguntado en serio, realmente creía que la gente de Yota cagaba en nidos de pájaro.
El gyojin rió, fuerte, pero lo hizo aún más cuando vio volar un pedazo masticado y ensalivado de conejo desde la boca del tal Yota hasta el perplejo rostro del Uchiha.
Y como si se tratase de un concurso de adivinanzas, Kaido alzó la mano, aún con comida entre los filosos dientes, y soltó la suya.
—Yo oí que usabais taparrabos como los indios, y que danzabais noche a noche alrededor de una fogata al primitivo grito de "unga unga".
Tenía una ventaja que, algún día, le serviría de mucho. O eso esperaba.
No obstante, sus ensoñaciones fueron interrumpidas por la llegada de las mesas y la respectiva comida. Kaido tomó asiento, asintió con poca gana ante el buen provecho de sus compañeros y tomó el primer muslo de pollo que tuviese más acerca, arrimándose también algún bol de patatas, y alguna bebida. Finalmente, comenzó a devorar.
Pero como si no hubiesen sido suficientes ya los rumores acerca de los Kusareños, Akame sintió la necesidad de volver a indagar en los misticismo de los supuestos shinobi de la Hierba, quienes se antojaban primitivos ante los ojos del extranjero. Y por la cara del Uchiha, estaba claro que lo hubo preguntado en serio, realmente creía que la gente de Yota cagaba en nidos de pájaro.
El gyojin rió, fuerte, pero lo hizo aún más cuando vio volar un pedazo masticado y ensalivado de conejo desde la boca del tal Yota hasta el perplejo rostro del Uchiha.
Y como si se tratase de un concurso de adivinanzas, Kaido alzó la mano, aún con comida entre los filosos dientes, y soltó la suya.
—Yo oí que usabais taparrabos como los indios, y que danzabais noche a noche alrededor de una fogata al primitivo grito de "unga unga".