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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#26
Lo que sucedió a continuación fue tan súbito como inesperado. La mano de Datsue en su hombro; la presión de sus dedos, tensos. El rostro fino e inmaculado del chico, inclinándose como para darle el pésame. Aquella egnimática frase, y luego, el empujón. Un empujón fuerte y seco que bastó para dar al traste con el frágil equilibrio que Akame tenía sobre aquel pasamanos de madera. El Uchiha notó como el mundo daba un vuelco y luego se dejó llevar hacia atrás, hacia el mar azul bajo sus pies.

Se oyó un chapoteo contra las olas.

¡Vaya, ahora lo entiendo!

Un amenio, o un kusareño, habrían calificado fácilmente aquello de sucia treta, y probablemente las estarían pasando canutas para mantenerse a flote en el mar de Uzu no Kuni. Akame, sin embargo —como buen shinobi del Remolino que era—, estaba versado en aquel campo. Había practicado innumerables días, en la Academia, para poder caminar sobre aquellas corrientes embravecidas como quien lava. Y, por esa misma razón, Datsue pudo verle allí, de pie, entre las olas.

La mano diestra del Uchiha hizo un sello, y en un parpadeo, Akame volvía a estar sobre la cubierta; apoyado en la barandilla.

Ya entiendo —repitió—. Ha sido un buen ejemplo. Lo admito.

Toda aquella discusión le había dado hambre, de modo que el muchacho echó mano de su mochila y sacó un par de pastelillos de frutas. Mientras se llevaba uno a la boca, le ofreció el otro a su compañero.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

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Mensajes en este tema
RE: ¡Izen las velas, que nos vamos al Torneo! - por Uchiha Akame - 9/06/2017, 18:02


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