11/06/2017, 21:53
— Vaya... Como a congelado... ¿Viste algo característico en él? ¿Aotsuki Ayame era una ninja, no? ¿Y su hermano? ¿También lo era?
— Pero... ¿no has visto ningún anuncio de congelados de Mercakunoichi? El tio este blanco blanco blanco, que tiene un rostro totalmente inexpresivo, que siempre sale con el bigote de gamba y te dice "Pesqueñines no gracias, hay que dejarlos crecer". Pues era igual pero sin el bigote. Y sí, ambos ninjas.
El entusiasmo que me mostraba ahora mismo Eri-hime, me recordaba mucho al de Juro cuando le contaba historias. ¿Mis historias eran impresionantes o me estaba volviendo mucho más carismatico de lo que recordaba? Hombre, la verdad es que con este pelo tan rubio no me extraña que me hagan caso, soy un pelo que habla.
— Por cierto, ¿sabes algo de Riko? Desde los juegos no he vuelto a verle... Siento mucho haberme portado un poco mal en los juegos... Me puse muy nerviosa y puede que os dijese algo malo... Quizás... No me acuerdo. —
— Ay, Riko, Riko. Con lo que nos hizo en los juegos no me extrañaría que hubiera escondido la cabeza bajo tierra un tiempo para apaciguar su culpa, ¡es que aún no me cabe en la mente que los pegara al suelo cuando había que tirar de la cuerda!
Cerré los ojos e inspiré hondo dejando salir toda la ira de mi interior.
— Pero vamos, que tú mantuviste la compostura mucho mejor de lo que yo lo hubiera hecho si no me hubiera partido el brazo. El dolor me hizo más aprensivo y por no destrozar el espiritu del equipo no lo maté ahí mismo. Aunque aún recuerdo que nos prometiste una celebración digna de un kage. Un Senju ni perdona ni olvida.
Le apreté levemente la mano y le sonreí para dejar claro que era una broma.
— Pero... ¿no has visto ningún anuncio de congelados de Mercakunoichi? El tio este blanco blanco blanco, que tiene un rostro totalmente inexpresivo, que siempre sale con el bigote de gamba y te dice "Pesqueñines no gracias, hay que dejarlos crecer". Pues era igual pero sin el bigote. Y sí, ambos ninjas.
El entusiasmo que me mostraba ahora mismo Eri-hime, me recordaba mucho al de Juro cuando le contaba historias. ¿Mis historias eran impresionantes o me estaba volviendo mucho más carismatico de lo que recordaba? Hombre, la verdad es que con este pelo tan rubio no me extraña que me hagan caso, soy un pelo que habla.
— Por cierto, ¿sabes algo de Riko? Desde los juegos no he vuelto a verle... Siento mucho haberme portado un poco mal en los juegos... Me puse muy nerviosa y puede que os dijese algo malo... Quizás... No me acuerdo. —
— Ay, Riko, Riko. Con lo que nos hizo en los juegos no me extrañaría que hubiera escondido la cabeza bajo tierra un tiempo para apaciguar su culpa, ¡es que aún no me cabe en la mente que los pegara al suelo cuando había que tirar de la cuerda!
Cerré los ojos e inspiré hondo dejando salir toda la ira de mi interior.
— Pero vamos, que tú mantuviste la compostura mucho mejor de lo que yo lo hubiera hecho si no me hubiera partido el brazo. El dolor me hizo más aprensivo y por no destrozar el espiritu del equipo no lo maté ahí mismo. Aunque aún recuerdo que nos prometiste una celebración digna de un kage. Un Senju ni perdona ni olvida.
Le apreté levemente la mano y le sonreí para dejar claro que era una broma.
—Nabi—