18/06/2017, 16:10
Pero antes de que pudiera poner siquiera un pie dentro del bosque, una voz aguda y femenina la sobresaltó:
—Hola.
Ayame se volvió con un brinco. La chica se encontraba justo a su derecha. ¿Cómo era posible que no la hubiera visto hasta entonces? ¿Tan distraída estaba?
«Jo... otra chica guapísima.» Se lamentó, profundamente acomplejada. La chica en cuestión parecía más joven que ella, si tenía en cuenta su baja estatura y el gesto infantil de su rostro. Aunque, para ser tan joven, la verdad era que estaba bastante desarrollada en cuanto a pecho se refería. Sin embargo, lo más curioso de ella eran el color de sus ojos y sus cabellos: de un intenso y llamativo magenta que era imposible pasar desapercibido. A juzgar por la bandana que llevaba sobre la cabeza, y el símbolo de esta, era una kunoichi de Uzushiogakure.
—Hola —correspondió, con una sonrisa afable.
—No sé muy bien qué decir para saludar y presentarme sin sonar típica... Así que... ¿Te apetece dar un paseo por Hokutōmori?
Ayame parpadeó un par de veces, francamente sorprendida ante lo directo de la propuesta. Sin embargo, enseguida se repuso y agitó la cabeza.
—Claro. Aunque antes me gustaría saber el nombre de mi repentina acompañante —se rio, y después se llevó una mano al pecho—. Yo soy Aotsuki Ayame, genin de Amegakure.
—Hola.
Ayame se volvió con un brinco. La chica se encontraba justo a su derecha. ¿Cómo era posible que no la hubiera visto hasta entonces? ¿Tan distraída estaba?
«Jo... otra chica guapísima.» Se lamentó, profundamente acomplejada. La chica en cuestión parecía más joven que ella, si tenía en cuenta su baja estatura y el gesto infantil de su rostro. Aunque, para ser tan joven, la verdad era que estaba bastante desarrollada en cuanto a pecho se refería. Sin embargo, lo más curioso de ella eran el color de sus ojos y sus cabellos: de un intenso y llamativo magenta que era imposible pasar desapercibido. A juzgar por la bandana que llevaba sobre la cabeza, y el símbolo de esta, era una kunoichi de Uzushiogakure.
—Hola —correspondió, con una sonrisa afable.
—No sé muy bien qué decir para saludar y presentarme sin sonar típica... Así que... ¿Te apetece dar un paseo por Hokutōmori?
Ayame parpadeó un par de veces, francamente sorprendida ante lo directo de la propuesta. Sin embargo, enseguida se repuso y agitó la cabeza.
—Claro. Aunque antes me gustaría saber el nombre de mi repentina acompañante —se rio, y después se llevó una mano al pecho—. Yo soy Aotsuki Ayame, genin de Amegakure.