20/06/2017, 22:03
— Si quieres ve a coger asiento, yo reservaré las habitaciones para esta noche. —
— Sí, señorita.
Fui directo a mi mesa, el lugar no estaba abarrotado para nada, lo normal a medianoche es que por lo menos la mayoría de viajeros esten durmiendo para levantarse a primera hora. Aún así había más mesas ocupadas que libres, sobretodo por solitarios que solo querían beber y olvidar.
— Buenas noches, señor; mi nombre es Furukawa Eri y vengo con aquel chico. Nos gustaría hospedarnos aquí esta noche, si usted tuviese alguna habitación libre.
Antes de llegar a la mesa, Eri-hime me señaló y mi mirada se cruzó con la de Pangoro y una mueca de repugnancia se hizo con el poder en su rostro.
— Pangoro.
— Nabi.
Un breve movimiento con la cabeza como el de dos rivales que se encuentran despues de mucho tiempo y sienten revivir la llama de la venganza en su corazón pero ninguno de los dos quiere tirar el guante en ese momento. Me senté en mi mesa, la más aislada de la sala, nunca me han gustado las multitudes.
Una mujer con más años a la espalda que por delante se acercó a la mesa. Pelo castaño con visibles canas justo por encima de las orejas y recogido en una floja coleta y una actitud desenfadada que se transmitía por todas las formas de expresión que existen, verbal, gestual y chakral.
— El especial de tres carnes con extra de carne y bacon con patatas con salsa barbacoa especialmente pasado.
No era una pregunta.
— Que sean dos, vengo acompañado.
Anotó y se marchó sin mediar palabra, el único gesto fue una mirada de reojo a Eri despues de que yo la señalara vagamente con la cabeza y un ligero asentimiento para confirmar que había entendido el pedido.
— Me comería una vaca entera yo sola, ¿has pedido ya?
— Sí, y espero que eso no sea una exageración porque te he pedido una vaca entera. Así que habías estado aquí antes, ¿qué tal fue?
Sacando información como el jefe.
— Sí, señorita.
Fui directo a mi mesa, el lugar no estaba abarrotado para nada, lo normal a medianoche es que por lo menos la mayoría de viajeros esten durmiendo para levantarse a primera hora. Aún así había más mesas ocupadas que libres, sobretodo por solitarios que solo querían beber y olvidar.
— Buenas noches, señor; mi nombre es Furukawa Eri y vengo con aquel chico. Nos gustaría hospedarnos aquí esta noche, si usted tuviese alguna habitación libre.
Antes de llegar a la mesa, Eri-hime me señaló y mi mirada se cruzó con la de Pangoro y una mueca de repugnancia se hizo con el poder en su rostro.
— Pangoro.
— Nabi.
Un breve movimiento con la cabeza como el de dos rivales que se encuentran despues de mucho tiempo y sienten revivir la llama de la venganza en su corazón pero ninguno de los dos quiere tirar el guante en ese momento. Me senté en mi mesa, la más aislada de la sala, nunca me han gustado las multitudes.
Una mujer con más años a la espalda que por delante se acercó a la mesa. Pelo castaño con visibles canas justo por encima de las orejas y recogido en una floja coleta y una actitud desenfadada que se transmitía por todas las formas de expresión que existen, verbal, gestual y chakral.
— El especial de tres carnes con extra de carne y bacon con patatas con salsa barbacoa especialmente pasado.
No era una pregunta.
— Que sean dos, vengo acompañado.
Anotó y se marchó sin mediar palabra, el único gesto fue una mirada de reojo a Eri despues de que yo la señalara vagamente con la cabeza y un ligero asentimiento para confirmar que había entendido el pedido.
— Me comería una vaca entera yo sola, ¿has pedido ya?
— Sí, y espero que eso no sea una exageración porque te he pedido una vaca entera. Así que habías estado aquí antes, ¿qué tal fue?
Sacando información como el jefe.
—Nabi—