20/06/2017, 22:18
El galante pupilo de Soroku escuchó aquel cúmulo de interrogantes mientras buscaba entre una pila de papeles dispuesto sobre una de las mesas cercanas. No pudo encontrar lo que buscaba, así que empezó a hablar mientras aún sus manos hacían la labor de encontrar las hojas donde había anotado todo lo que creyó pertinente durante la investigación encomendada por su maestro.
—Pues, Kojuro Shinzo es un tipo bien parecido. Tan o más alto que tu servidor, de piel blanca y con un rostro cuadrado de facciones bien marcadas. Siempre viste muy galante, y su cabello es quizás una de sus más profundas obsesiones: lo peina cada vez que siente que hasta la fibra más imperceptible se le ha movido, y por ello siempre lo inunda de esas gominas estéticas que le hacen brillar el pelo.
Al conseguir lo que buscaba, se dio vuelta y comenzó a ojearlo de inmediato.
—Sé de buena fuente que tiene varias residencias dentro de Tanzaku, lo que ha hecho difícil discernir en dónde se está escondiendo actualmente. Además, teniendo en cuenta que sabe que tiene gente detrás de su pescuezo, es probable que su paranoia le haya llevado al punto en el que duerme cada noche en un bastión diferente. Hasta ese nivel llega su influencia dentro de esa ciudad, aún sin ser un noble, y sólo un bien relacionado mercader. Sólo logré conseguir tres locaciones, además de un par de locales a los que decía Soroku-sama que ambos frecuentaban en el pasado. Uno de ellos, en específico, un club de mujeres ardientes llamado el Molino Rojo, donde quizás podamos encontrar más conexiones que nos sean útiles en el futuro.
Le entregó el papel, y Datsue pudo ver que allí estaban especificadas las coordenadas de las locaciones que él hablaba.
»Y de la gente con la que Shinzo se codea, es extremadamente difícil puntualizar sobre eso. Tiene muchos aliados, no podíamos confiar en preguntar nada a nadie sin pensar que le iban a advertir que estábamos buscando saber sobre él. Me temo que será cuestión de juicio y mérito, el obtener más información. La pregunta correcta a la persona equivocada puede joder tu encargo en un simple plis plas.
—Pues, Kojuro Shinzo es un tipo bien parecido. Tan o más alto que tu servidor, de piel blanca y con un rostro cuadrado de facciones bien marcadas. Siempre viste muy galante, y su cabello es quizás una de sus más profundas obsesiones: lo peina cada vez que siente que hasta la fibra más imperceptible se le ha movido, y por ello siempre lo inunda de esas gominas estéticas que le hacen brillar el pelo.
Al conseguir lo que buscaba, se dio vuelta y comenzó a ojearlo de inmediato.
—Sé de buena fuente que tiene varias residencias dentro de Tanzaku, lo que ha hecho difícil discernir en dónde se está escondiendo actualmente. Además, teniendo en cuenta que sabe que tiene gente detrás de su pescuezo, es probable que su paranoia le haya llevado al punto en el que duerme cada noche en un bastión diferente. Hasta ese nivel llega su influencia dentro de esa ciudad, aún sin ser un noble, y sólo un bien relacionado mercader. Sólo logré conseguir tres locaciones, además de un par de locales a los que decía Soroku-sama que ambos frecuentaban en el pasado. Uno de ellos, en específico, un club de mujeres ardientes llamado el Molino Rojo, donde quizás podamos encontrar más conexiones que nos sean útiles en el futuro.
Le entregó el papel, y Datsue pudo ver que allí estaban especificadas las coordenadas de las locaciones que él hablaba.
»Y de la gente con la que Shinzo se codea, es extremadamente difícil puntualizar sobre eso. Tiene muchos aliados, no podíamos confiar en preguntar nada a nadie sin pensar que le iban a advertir que estábamos buscando saber sobre él. Me temo que será cuestión de juicio y mérito, el obtener más información. La pregunta correcta a la persona equivocada puede joder tu encargo en un simple plis plas.