20/06/2017, 23:13
— ¿Qué me has pedido? Yo quería el estofado... Bueno... Si no ya... Pues a la vuelta. —
— Lo que te he pedido te llenara más que el estofado y además si sobra nos lo podemos llevar para mañana. Porque paremos ahora no hemos parado de viajar, recuerdalo.
Dicho eso me quedé en silencio escuchando las fascinantes aventuras de Akame, Eri y el malvado Amedama Daruu.
— Estuve aquí con Akame, tomamos un estofado delicioso y pasamos la noche aquí, me contó además la historia del posadero... Fue en aquella misión que nos encargó... La villa, sobre Amedama Daruu, seguramente esté en el Torneo, ¡burló a tres shinobi a la vez!
Fui bebiendo poco a poco mientras ella hablaba y yo asentía levemente.
— Así que Amedama Daruu burló a la autoridad en vez de entregarse, entiendo.
Ese Amedama Daruu era un forajido y un peligro para la seguridad pública. Iba a seguir hablando pero ví a la camarera venir hacia nosotros con la bandeja con dos platos identicos y supe que era lo nuestro así que detuve mi monologo. Segundos más tarde, dos platos se deslizarían ante nosotros.
Más que platos eran bandejas, con tres huecos del mismo tamaño, en cada uno de ellos había una carne de un animal diferente servida de forma diferente. El que más entrada por el ojo y el olfato era un pedazo de bistec de ternera en su salsa que te derretía solo con verlo, no era tan gordo como para que estuviera crudo por dentro pero lo suficiente para saber que te iba a llenar.
En el segundo habían unos pinchos morunos de carne de cerdo envuelta en bacon embadurnada en salsa barbacoa que su sola presencia aumentaba la grasa del ambiente y por último, un bocadillo de pollo con mayonesa para bajarlo todo. Pero tranquilos, que aún hay más. Un tercer plato se incorporó entre las dos bandejas, un montón de patatas fritas con una fina capa de salsa barbacoa mezclada con la salsa de la ternera.
— Dejate el bocata para el final y así ya tenemos comida para mañana, itadakimasu.
Casi podía morirme ahí mismo, carne a mogollón y Eri-hime. Todo lo que necesitaba en la vida.
— Lo que te he pedido te llenara más que el estofado y además si sobra nos lo podemos llevar para mañana. Porque paremos ahora no hemos parado de viajar, recuerdalo.
Dicho eso me quedé en silencio escuchando las fascinantes aventuras de Akame, Eri y el malvado Amedama Daruu.
— Estuve aquí con Akame, tomamos un estofado delicioso y pasamos la noche aquí, me contó además la historia del posadero... Fue en aquella misión que nos encargó... La villa, sobre Amedama Daruu, seguramente esté en el Torneo, ¡burló a tres shinobi a la vez!
Fui bebiendo poco a poco mientras ella hablaba y yo asentía levemente.
— Así que Amedama Daruu burló a la autoridad en vez de entregarse, entiendo.
Ese Amedama Daruu era un forajido y un peligro para la seguridad pública. Iba a seguir hablando pero ví a la camarera venir hacia nosotros con la bandeja con dos platos identicos y supe que era lo nuestro así que detuve mi monologo. Segundos más tarde, dos platos se deslizarían ante nosotros.
Más que platos eran bandejas, con tres huecos del mismo tamaño, en cada uno de ellos había una carne de un animal diferente servida de forma diferente. El que más entrada por el ojo y el olfato era un pedazo de bistec de ternera en su salsa que te derretía solo con verlo, no era tan gordo como para que estuviera crudo por dentro pero lo suficiente para saber que te iba a llenar.
En el segundo habían unos pinchos morunos de carne de cerdo envuelta en bacon embadurnada en salsa barbacoa que su sola presencia aumentaba la grasa del ambiente y por último, un bocadillo de pollo con mayonesa para bajarlo todo. Pero tranquilos, que aún hay más. Un tercer plato se incorporó entre las dos bandejas, un montón de patatas fritas con una fina capa de salsa barbacoa mezclada con la salsa de la ternera.
— Dejate el bocata para el final y así ya tenemos comida para mañana, itadakimasu.
Casi podía morirme ahí mismo, carne a mogollón y Eri-hime. Todo lo que necesitaba en la vida.
—Nabi—