21/06/2017, 18:30
(Última modificación: 29/07/2017, 02:52 por Amedama Daruu.)
Ante la pregunta del médico, el muchacho activó aquel peculiar poder visual. Hinchando ligeramente sus venas sus ojos tomaban una forma muy particular y su mirada no paraba de investigar en todas direcciones.
Daruu comentaría que solo un experto podría encontrar la causa de aquel sonido sin tener una dirección y distancia remotamente clara, sonaba a que su dominio del Byakugan aún era muy inmaduro.
Un telescopio que podía ver a través de objetos sólidos, los ojos de Mogura se abrieron ligeramente al pensar en todo el potencial que tendía contar en su repertorio con algo como eso.
Creo que entiendo, ciertamente son ojos poderosos los que tienes.
»¡Allí, en esa dirección, sígueme! ¡Dios mío, tiene una herida en el abdomen, está sangrando!
Mogura podría haber intentado dar un bote como haría Daruu, pero seguramente su resultado hubiese sido darse un golpe en la cabeza al trabarse los pies con alguna parte de la valla. En su lugar buscó un lugar firme donde apoyarse y haciendo un impecable uso de control de chakra en sus pies lograría sortear el obstáculo.
La herida. ¿Puedes ver qué tan grande es?
Consultaría el muchacho mientras hacía su mejor esfuerzo por seguirle el paso, para su suerte el chico de ojos blancos le marcaba el paso entre los arboles y bambús.
Daruu comentaría que solo un experto podría encontrar la causa de aquel sonido sin tener una dirección y distancia remotamente clara, sonaba a que su dominio del Byakugan aún era muy inmaduro.
Un telescopio que podía ver a través de objetos sólidos, los ojos de Mogura se abrieron ligeramente al pensar en todo el potencial que tendía contar en su repertorio con algo como eso.
Creo que entiendo, ciertamente son ojos poderosos los que tienes.
»¡Allí, en esa dirección, sígueme! ¡Dios mío, tiene una herida en el abdomen, está sangrando!
Mogura podría haber intentado dar un bote como haría Daruu, pero seguramente su resultado hubiese sido darse un golpe en la cabeza al trabarse los pies con alguna parte de la valla. En su lugar buscó un lugar firme donde apoyarse y haciendo un impecable uso de control de chakra en sus pies lograría sortear el obstáculo.
La herida. ¿Puedes ver qué tan grande es?
Consultaría el muchacho mientras hacía su mejor esfuerzo por seguirle el paso, para su suerte el chico de ojos blancos le marcaba el paso entre los arboles y bambús.
Hablo - Pienso