1/07/2015, 13:37
Kazuma le tranquilizó, alegando que eran baratas y que él se encargaría de pagarlas. Juro aceptó, a regañadientes.
A cada uno le fue otorgado un plato, con seis de esas albondigas extrañas de pulpo, con salsa y otras cosas. Kazuma fue el primero en lanzarse a por la comida, parecía desde luego, el más hambriento de los tres. Empezó a devorarlas, y pareció extrañarle el sabor, aun hablando con la boca llena.
Intentando no mirar, probó la primera. Era cierto que era un tanto extraño, pero estaba hambriento. Escuadrinó su rostro ante el tendero, sin entender que incluiría esa "receta de familia". Pero Kazuma les estaba invitando, no podía hacerle el feo. Así que siguió con la segunda, aun con esa pequeña inquietud.
Esta se manifestó cuando iba por la tercera, casi la mitad de su plato. Alguien irrumpió y atacó al vendedor. Se llevo en un gesto inconsciente su mano derecha al portaobjetos, soltando de golpe los palillos, que hicieron un pequeño ruido al chocar contra el frío suelo.
Tan rápido como lo hizo, lo soltó, al ver que se trataba de alguien del bando bueno.
— No puede ser... — dejó los restos de la tercera bola en el plato, y se esforzó por no vomitar lo que tenía, lo que le faltaba ya...
Observó, impactado, como se llevaban al hombre que los había engañado, y que tan amablemente se habia portado con ellos. Pensó, ausentemente, en la presentación del principio, y en como se había extrañado por ella. Ahora todo tenía más sentido....
— Eh...Bueno... — no supo que decir, era demasiado para él. — Al menos la carne estaba asada, porque así es inofensiva ¿No?
Lo que faltaba ya, encima ahora contraer alguna enfermedad por haber probado ese tipo de carne.
A cada uno le fue otorgado un plato, con seis de esas albondigas extrañas de pulpo, con salsa y otras cosas. Kazuma fue el primero en lanzarse a por la comida, parecía desde luego, el más hambriento de los tres. Empezó a devorarlas, y pareció extrañarle el sabor, aun hablando con la boca llena.
Intentando no mirar, probó la primera. Era cierto que era un tanto extraño, pero estaba hambriento. Escuadrinó su rostro ante el tendero, sin entender que incluiría esa "receta de familia". Pero Kazuma les estaba invitando, no podía hacerle el feo. Así que siguió con la segunda, aun con esa pequeña inquietud.
Esta se manifestó cuando iba por la tercera, casi la mitad de su plato. Alguien irrumpió y atacó al vendedor. Se llevo en un gesto inconsciente su mano derecha al portaobjetos, soltando de golpe los palillos, que hicieron un pequeño ruido al chocar contra el frío suelo.
Tan rápido como lo hizo, lo soltó, al ver que se trataba de alguien del bando bueno.
— No puede ser... — dejó los restos de la tercera bola en el plato, y se esforzó por no vomitar lo que tenía, lo que le faltaba ya...
Observó, impactado, como se llevaban al hombre que los había engañado, y que tan amablemente se habia portado con ellos. Pensó, ausentemente, en la presentación del principio, y en como se había extrañado por ella. Ahora todo tenía más sentido....
— Eh...Bueno... — no supo que decir, era demasiado para él. — Al menos la carne estaba asada, porque así es inofensiva ¿No?
Lo que faltaba ya, encima ahora contraer alguna enfermedad por haber probado ese tipo de carne.