24/06/2017, 00:44
Analicé cuidadosamente las respuesta de Umikiba, bueno entre lo que se podía, porque el aroma de la comida de los alrededores me tenía echa agua la boca, me preguntaba cuánto tiempo tardarían en traer nuestro pedido.
—No sé quienes han sido invitados al torneo.— Expresé refiriéndome directamente a los shinobis de Amegakure No Sato. —Pero estoy seguro de que dejaremos en alto el nombre de la aldea.— Comenté de forma como quien supiese lo que iba a pasar.
—Cuando lleguemos al Valle de los Dojos podríamos entrenar juntos,¿qué dices?— Lancé mi invitación. No sabía sí era por su apariencia, pero quizá él tuviera alguna habilidad especial y totalmente rara, era simple curiosidad, y sí lograba vencerlo quizá estaba a su nivel o como Kaido dijo, por encima de la media...
—Aquí sus bebidas.— El mesero dejó ambas tazas en la mesa y se retiró.
Rápidamente tomé la mía y le dí un pequeño sorbo, el suave y cálido sabor inundó mi boca, tenía un sabor agradable y el tarde unos segundos disfrutándolo. —Que rico...— Soltaron mis labios.
—Debo admitir que cuando te veía en las calles de la villa me llamaste la atención, por tú piel y cuando vi tus afilados dientes, llegué a pensar que tu personalidad sería tosca, no sé porqué...— Dije con sinceridad, no es que su personalidad fuera totalmente opuesta, pero era bastante tratable.
—No sé quienes han sido invitados al torneo.— Expresé refiriéndome directamente a los shinobis de Amegakure No Sato. —Pero estoy seguro de que dejaremos en alto el nombre de la aldea.— Comenté de forma como quien supiese lo que iba a pasar.
—Cuando lleguemos al Valle de los Dojos podríamos entrenar juntos,¿qué dices?— Lancé mi invitación. No sabía sí era por su apariencia, pero quizá él tuviera alguna habilidad especial y totalmente rara, era simple curiosidad, y sí lograba vencerlo quizá estaba a su nivel o como Kaido dijo, por encima de la media...
—Aquí sus bebidas.— El mesero dejó ambas tazas en la mesa y se retiró.
Rápidamente tomé la mía y le dí un pequeño sorbo, el suave y cálido sabor inundó mi boca, tenía un sabor agradable y el tarde unos segundos disfrutándolo. —Que rico...— Soltaron mis labios.
—Debo admitir que cuando te veía en las calles de la villa me llamaste la atención, por tú piel y cuando vi tus afilados dientes, llegué a pensar que tu personalidad sería tosca, no sé porqué...— Dije con sinceridad, no es que su personalidad fuera totalmente opuesta, pero era bastante tratable.