24/06/2017, 01:37
Kaido torció el gesto una vez más, por un momento pensé que había sido muy atrevido de mi parte dar aquella declaración, me preparé para escuchar algún tipo de insulto o queja por parte de mi compañero, sin embargo, quedé sorprendido con la sinceridad en que había respondido, aquello sí que no le vi venir.
En mi rostro se dibujó una sonrisa tonta, quizá Umikiba decía la verdad y le caí bien, su comentario me hizo sentir muy a gusto. —Que afortunado soy.— Llegué a comentar con un tono de satisfacción y un ligero rubor en mis mejillas. Esa sensación me hizo recordar un momento a Haze, ¿Qué estaría haciendo mi hermano en estos momentos?
Sin tener que esperar más, los platos llegaron a la mesa. Como de costumbre comí con calma, primero la sopa y luego el pan rebosado, intercalando con los sorbos a la taza de té. —Que apetito, creo que me ganaste jaja.— Reí al ver como el tiburón devoraba todo rápidamente, al contrario de mi.
Tardé un poco más que mi acompañante pero terminé, estaba satisfecho, toqué mi abdomen con mi diestra sobandole en círculos lentos. —Exquisito podría decir.— Complementé el comentario del pez.
Agarré la factura y tras observar el monto total dejé el pago en monedas, los metales quedaron como pisa papel sobre la cuenta.
—¿Y entonces? ¿Conoces un hostal por aquí?— Volví a preguntar por el alojamiento. Estaba tan lleno que aún no me levantaba de la silla, debía reposar aunque sea cinco minutos porque sentía que podría rodar.
En mi rostro se dibujó una sonrisa tonta, quizá Umikiba decía la verdad y le caí bien, su comentario me hizo sentir muy a gusto. —Que afortunado soy.— Llegué a comentar con un tono de satisfacción y un ligero rubor en mis mejillas. Esa sensación me hizo recordar un momento a Haze, ¿Qué estaría haciendo mi hermano en estos momentos?
Sin tener que esperar más, los platos llegaron a la mesa. Como de costumbre comí con calma, primero la sopa y luego el pan rebosado, intercalando con los sorbos a la taza de té. —Que apetito, creo que me ganaste jaja.— Reí al ver como el tiburón devoraba todo rápidamente, al contrario de mi.
Tardé un poco más que mi acompañante pero terminé, estaba satisfecho, toqué mi abdomen con mi diestra sobandole en círculos lentos. —Exquisito podría decir.— Complementé el comentario del pez.
Agarré la factura y tras observar el monto total dejé el pago en monedas, los metales quedaron como pisa papel sobre la cuenta.
—¿Y entonces? ¿Conoces un hostal por aquí?— Volví a preguntar por el alojamiento. Estaba tan lleno que aún no me levantaba de la silla, debía reposar aunque sea cinco minutos porque sentía que podría rodar.