Pese a su esfuerzo, el denso y continuo gasto de chakra había mitigado con creces toda su fuerza vital, y había caído en un profundo sueño ante una posición que para nada era cómoda. Por suerte o desgracia, en últimas fuerzas llegó a ver dónde se alojaban las respectivas señoras. Sabía dónde podía encontrarlas, y realmente, pillando a la de escopeta fácil a solas, quizás podría obtener mas información. Aunque muy a su pesar tuviese que recurrir a Datsue para que le sonsacase la información...
Dicen que menos da una piedra, y bien cierto es.
A la mañana, la chica despertó realmente temprano. No era para menos, se había quedado dormida sentada en el suelo, en pose de meditación con las piernas cruzadas... y había terminado con la cara en la madera del suelo. La verdad, no había sido una de las estancias fuera de casa y pagada mejor invertida hasta el momento, aunque también se podía destacar que esas ocasiones habían sido contadas con los dedos de una mano.
—Leches... qué mal... —fueron sus primeras palabras ante el nuevo día.
Se frotó los ojos, y los entreabrió lo suficiente como para volver a tener que cerrarlos. La cegadora luz del exterior casi le fulmina los orbes, la claridad de la habitación era abrumadora. Tras unos segundos, consiguió abrirlos por completo. Entre tanto, se había levantado del suelo.
—¡Wuuaaaah!
Bostezó sin dilaciones, mientras que se estiraba igual o mas que un oso pardo. Tras ello, echó un vistazo a la habitación. Todo parecía estar bien, y en su sitio. Se desaliñó la cabellera, aprovechó para enjuagarse la cara en el lavabo, y terminó por salir de la habitación.
Era realmente temprano, por lo que no creía que se fuese a encontrar a alguno de los chicos al salir. Graso error. Al bajar, se encontró directamente con Akame, que saboreaba con tranquilidad una tostada. La chica no pudo evitar la mueca de asombro, para nada lo esperaba despierto tan temprano...
Sin embargo, eso tampoco detuvo su paso. Con total tranquilidad, la chica se acercó a la barra, y tomó un vaso de zumo de naranja natural. Tampoco tenía demasiado apetito, la verdad. Tras pillar el vaso, se dirigió hacia la mesa donde se encontraba Akame. Tomó asiento, sin pedir permiso realmente, y se acomodó a su frente.
—Buenos días... —escupió al fin, rompiendo su silencio, con un tono algo áspero. —Anoche seguí a las chicas hasta sus respectivas casas... se donde podemos encontrarlas. Si le preguntamos a la que estaba dispuesta a largar sobre el tipo ese... el Jefe, podríamos —podría Datsue— sacar una valiosa información.
Así, sin vaselina ni nada, la chica soltó lo que pasaba en ese mismo instante por su cabeza. No era quizás una de las mejores maneras de comenzar la conversación, pero... lo primordial era el objetivo. No estaba dispuesta a quedar como una boba usando sus habilidades sin obtener resultado.
—Y como comprenderás, no fui a tocarme... Solo lo dije para quitarme de en medio de manera tosca. —se excusó, sin saber muy bien el porqué. Realmente era libre, podía hacer lo que quisiese...
Dicen que menos da una piedra, y bien cierto es.
A la mañana, la chica despertó realmente temprano. No era para menos, se había quedado dormida sentada en el suelo, en pose de meditación con las piernas cruzadas... y había terminado con la cara en la madera del suelo. La verdad, no había sido una de las estancias fuera de casa y pagada mejor invertida hasta el momento, aunque también se podía destacar que esas ocasiones habían sido contadas con los dedos de una mano.
—Leches... qué mal... —fueron sus primeras palabras ante el nuevo día.
Se frotó los ojos, y los entreabrió lo suficiente como para volver a tener que cerrarlos. La cegadora luz del exterior casi le fulmina los orbes, la claridad de la habitación era abrumadora. Tras unos segundos, consiguió abrirlos por completo. Entre tanto, se había levantado del suelo.
—¡Wuuaaaah!
Bostezó sin dilaciones, mientras que se estiraba igual o mas que un oso pardo. Tras ello, echó un vistazo a la habitación. Todo parecía estar bien, y en su sitio. Se desaliñó la cabellera, aprovechó para enjuagarse la cara en el lavabo, y terminó por salir de la habitación.
Era realmente temprano, por lo que no creía que se fuese a encontrar a alguno de los chicos al salir. Graso error. Al bajar, se encontró directamente con Akame, que saboreaba con tranquilidad una tostada. La chica no pudo evitar la mueca de asombro, para nada lo esperaba despierto tan temprano...
Sin embargo, eso tampoco detuvo su paso. Con total tranquilidad, la chica se acercó a la barra, y tomó un vaso de zumo de naranja natural. Tampoco tenía demasiado apetito, la verdad. Tras pillar el vaso, se dirigió hacia la mesa donde se encontraba Akame. Tomó asiento, sin pedir permiso realmente, y se acomodó a su frente.
—Buenos días... —escupió al fin, rompiendo su silencio, con un tono algo áspero. —Anoche seguí a las chicas hasta sus respectivas casas... se donde podemos encontrarlas. Si le preguntamos a la que estaba dispuesta a largar sobre el tipo ese... el Jefe, podríamos —podría Datsue— sacar una valiosa información.
Así, sin vaselina ni nada, la chica soltó lo que pasaba en ese mismo instante por su cabeza. No era quizás una de las mejores maneras de comenzar la conversación, pero... lo primordial era el objetivo. No estaba dispuesta a quedar como una boba usando sus habilidades sin obtener resultado.
—Y como comprenderás, no fui a tocarme... Solo lo dije para quitarme de en medio de manera tosca. —se excusó, sin saber muy bien el porqué. Realmente era libre, podía hacer lo que quisiese...
![[Imagen: 2UsPzKd.gif]](http://i.imgur.com/2UsPzKd.gif)