27/06/2017, 23:54
(Última modificación: 28/06/2017, 02:06 por Umikiba Kaido.)
—Pues... No es lo que me esperaba de un noble rico y deseoso de encontrar un heredero. ¿Todavía seguís interesados en recibir esta... isla?
Interesado no estuvo nunca, realmente. Y ahora, menos que mas; teniendo en cuenta que la ventaja en aquella competición ya estaba en manos de otros. Probablemente, personajes mucho más carismáticos, elocuentes y de alta alcurnia, mucho más adecuados que el propio gyojin para ser selectos para heredar nada más y nada menos que una isla entera, con todo lo que ello conlleva.
Datsue, sin embargo, siempre fiel a su naturaleza sarcástica, intentó dejar en claro que sus pretensiones era tan o más altas que la de cualquiera. No obstante, si el Uchiha tenía intenciones de tener alguna chance para con el señor Soshuro, o bien se ponía un par de tetas para competir con la hermosa Ide Mizuki; o empezaba a trazarse un plan de acción que le permitiera recuperar algo de trecho en la carrera por la misteriosa, solitaria y moribunda Isla Monotonía...
«El lugar donde nunca pasa... ¿nada?»
Un lugar donde nunca pasaba nada, y que por lo visto; tampoco tenía a nadie.
—Miren, ni una sola alma en las calles para recibirnos —argumentó, mientras le echaba un ojo por fuera del ventanal del carruaje a los linderos y alrededores del pueblo; que hasta entonces se antojaba vacío y solitario a pesar de que aún no caía la noche tardía—. bueno, y es que si mis tierras fueran a ser regaladas a algún extranjero de mierda que poco conoce acerca de mi pueblo, o de mi gente, sinceramente; yo tampoco estaría muy contento que digamos.
Y esa, era sólo una posibilidad. Que los participantes —llámese ellos cuatro, y unos pocos cuantos más, teniendo en cuenta que hasta los momentos, eran los únicos que habían hecho acto de presencia en el embarcadero— no contasen con la estima de los monótonos ciudadanos de aquella lejana isla.
Interesado no estuvo nunca, realmente. Y ahora, menos que mas; teniendo en cuenta que la ventaja en aquella competición ya estaba en manos de otros. Probablemente, personajes mucho más carismáticos, elocuentes y de alta alcurnia, mucho más adecuados que el propio gyojin para ser selectos para heredar nada más y nada menos que una isla entera, con todo lo que ello conlleva.
Datsue, sin embargo, siempre fiel a su naturaleza sarcástica, intentó dejar en claro que sus pretensiones era tan o más altas que la de cualquiera. No obstante, si el Uchiha tenía intenciones de tener alguna chance para con el señor Soshuro, o bien se ponía un par de tetas para competir con la hermosa Ide Mizuki; o empezaba a trazarse un plan de acción que le permitiera recuperar algo de trecho en la carrera por la misteriosa, solitaria y moribunda Isla Monotonía...
«El lugar donde nunca pasa... ¿nada?»
Un lugar donde nunca pasaba nada, y que por lo visto; tampoco tenía a nadie.
—Miren, ni una sola alma en las calles para recibirnos —argumentó, mientras le echaba un ojo por fuera del ventanal del carruaje a los linderos y alrededores del pueblo; que hasta entonces se antojaba vacío y solitario a pesar de que aún no caía la noche tardía—. bueno, y es que si mis tierras fueran a ser regaladas a algún extranjero de mierda que poco conoce acerca de mi pueblo, o de mi gente, sinceramente; yo tampoco estaría muy contento que digamos.
Y esa, era sólo una posibilidad. Que los participantes —llámese ellos cuatro, y unos pocos cuantos más, teniendo en cuenta que hasta los momentos, eran los únicos que habían hecho acto de presencia en el embarcadero— no contasen con la estima de los monótonos ciudadanos de aquella lejana isla.