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Y tras unos cuantos metros de camino, el distraído de Keisuke dio un mal paso y se torció el tobillo al pisar sobre una zona desnivelada, perdiendo la fuerza de sus piernas y cayendo en súbito en el suelo. Kaido se dejó llevar por su naturaleza contenida y no pudo hacer más que soltar una carcajada de las buenas, de aquellas que te hacían lagrimar un poco.
Cuando hubo terminado de reírse, intentó ayudar a su compañero, pero éste pareció atenderse a él mismo de la manera más apropiada posible. Un par de vendas, que con prontitud empezarían a cubrir la zona maltrecha de su pie.
Mientras él terminaba con su tratamiento, el escualo le llamó la atención y le obligó a que observara por encima de su cuello; hacia el noreste. Más adelante iba a paso galopante una comitiva de viaje numerosa, donde dos carruajes moviéndose al ritmo de sus caballos avanzaba por el camino principal hacia lo que parecía ser una vertiente rocosa.
—Parece que estamos cerca, colega. Vamos, ahómbrate, tenemos que llegar.
Cuando hubo terminado de reírse, intentó ayudar a su compañero, pero éste pareció atenderse a él mismo de la manera más apropiada posible. Un par de vendas, que con prontitud empezarían a cubrir la zona maltrecha de su pie.
Mientras él terminaba con su tratamiento, el escualo le llamó la atención y le obligó a que observara por encima de su cuello; hacia el noreste. Más adelante iba a paso galopante una comitiva de viaje numerosa, donde dos carruajes moviéndose al ritmo de sus caballos avanzaba por el camino principal hacia lo que parecía ser una vertiente rocosa.
—Parece que estamos cerca, colega. Vamos, ahómbrate, tenemos que llegar.