30/06/2017, 04:47
Unos sellos y nada, otros más y nada, siguió y siguió intentando dar con los sellos y a medida que fallaba se iba poniendo más y más nerviosa hasta que finalmente una joven de cabellera oscura la interrumpió pidiendo disculpas. Cabe destacar que Koko en ningún momento se percató de que alguien se había acercado lo suficiente como para poder escucharle tan claramente así que su reacción fue un tanto más exagerada que lo que probablemente la otra joven se habría esperado.
—Ah, no pasa na… Da —no había logrado terminar la frase y la joven de Amegakure ya había dado media vuelta dispuesta a retirarse.
Realmente a la pecosa no le molestaba en lo más mínimo la idea de permitir que alguien más emplease aquella plataforma, después de todo solo iba a intentar practicar un poco de ninjutsu y mientras no hubiese agua no debería suponerle ningún riesgo a nadie, sin mencionar que era una superficie bastante grande, dos kunoichis practicando algunas cosillas no debería suponer problema.
«Bueno, como quieras »pensó la rubia sin darle mayor importancia. Probablemente se olvidaría de aquella intervención más al rato, a saber.
Siendo así, Koko regresó a lo suyo y al formular una serie de sellos al fin dio con los necesarios para la técnica que pretendía utilizar todo ese rato. Ya la había aprendido hacía un par de semanas y la utilizaba perfectamente en cada práctica con Hideo, pero por algún motivo aquel día se le habían olvidado los sellos exactos, por lo menos hasta ahora, pues el Chidori en su diestra era perfectamente visible.
—Claro, si te olvidas algunos sellos… —se dijo a sí misma en un murmullo mientras esbozaba una sonrisa de medio lado.
Mantuvo la técnica por un par de segundos, lo ideal habría sido hacerlo en movimiento e impactarla contra algo, pero romper aquella plataforma no parecía ser buena idea, y de todas formas no sabía a ciencia cierta si podría o no hacerlo. De igual manera, toda su concentración se esfumó en cuanto volvió a escuchar a la chica hablar.
«¿Y ahora? »se preguntó alzando la vista para encontrarse con que alguien yacía en el suelo, bastante agitado.
Ni bien presenció aquella escena la rubia corrió hacia ambas siluetas dispuesta a ofrecer su ayuda, pero lamentablemente en cuanto estuvo prácticamente al alcance de aquel que yacía tumbado le pudo reconocer y una mueca de desagrado se le dibujó en el rostro.
—¡Mierda! ¿¡A ti también te llamaron!? —Exclamó la kunoichi bastante alterada y señalando incriminatoriamente al chico.
—Ah, no pasa na… Da —no había logrado terminar la frase y la joven de Amegakure ya había dado media vuelta dispuesta a retirarse.
Realmente a la pecosa no le molestaba en lo más mínimo la idea de permitir que alguien más emplease aquella plataforma, después de todo solo iba a intentar practicar un poco de ninjutsu y mientras no hubiese agua no debería suponerle ningún riesgo a nadie, sin mencionar que era una superficie bastante grande, dos kunoichis practicando algunas cosillas no debería suponer problema.
«Bueno, como quieras »pensó la rubia sin darle mayor importancia. Probablemente se olvidaría de aquella intervención más al rato, a saber.
Siendo así, Koko regresó a lo suyo y al formular una serie de sellos al fin dio con los necesarios para la técnica que pretendía utilizar todo ese rato. Ya la había aprendido hacía un par de semanas y la utilizaba perfectamente en cada práctica con Hideo, pero por algún motivo aquel día se le habían olvidado los sellos exactos, por lo menos hasta ahora, pues el Chidori en su diestra era perfectamente visible.
—Claro, si te olvidas algunos sellos… —se dijo a sí misma en un murmullo mientras esbozaba una sonrisa de medio lado.
Mantuvo la técnica por un par de segundos, lo ideal habría sido hacerlo en movimiento e impactarla contra algo, pero romper aquella plataforma no parecía ser buena idea, y de todas formas no sabía a ciencia cierta si podría o no hacerlo. De igual manera, toda su concentración se esfumó en cuanto volvió a escuchar a la chica hablar.
«¿Y ahora? »se preguntó alzando la vista para encontrarse con que alguien yacía en el suelo, bastante agitado.
Ni bien presenció aquella escena la rubia corrió hacia ambas siluetas dispuesta a ofrecer su ayuda, pero lamentablemente en cuanto estuvo prácticamente al alcance de aquel que yacía tumbado le pudo reconocer y una mueca de desagrado se le dibujó en el rostro.
—¡Mierda! ¿¡A ti también te llamaron!? —Exclamó la kunoichi bastante alterada y señalando incriminatoriamente al chico.