3/07/2017, 13:58
Había llegado el día, todos los que iban a participar en el torneo se encontraban allí, un rato antes de que los combates empezaran, bajo unas estrictas normas, que les impedían hablar entre ellos, por lo que lo único que se podía escuchar en el lugar era la brisa del viento. Riko miraba a su alrededor, buscando caras conocidas y pudo vislumbrar unas cuantas, pero también se fijó en varios desconocidos, y lo único en lo que podía pensar es que no quería que le tocara contra nadie que conociera.
Fijó su mirada al suelo, justo en el instante en el que, como si de presos se tratase, un guardia se les iba llevando de uno en uno hacia el interior, escoltándoles. Cuando su turno llegó, no alzó la mirada, simplemente avanzó, hasta que, a la altura de una puerta el guardia se detuvo y lo animó a entrar.
La habitación era lo que podía considerarse sobria, apenas un banco para que esperasen sentados y poco más por lo que la espera se le iba a hacer extremadamente rápida, por lo que esperaba que su combate no fuera de los últimos.
¿Cuánto tiempo llevo ya esperando?
Le parecía que llevaba horas, y el aburrimiento le estaba matando, tumbado en el banco mirando al techo y con las manos en el pecho, mientras tarareaba una melodía que, sin saber por qué, no podía quitarse de la cabeza.
— Des-pa-cito ninoninoninoninoninooooooooooo...
Al fin, la puerta de su cubículo se abrió, lo que el Senju tomó como la señal de que era su turno por lo que salió al exterior, con calma. Una vez fuera, pudo ver a toda la gente que había acudido hasta allí para asistir a los combates, el estadio estaba lleno de gente ansiosa por disfrutar de buenos combates. Riko avanzó hacia lo que parecía que iba a ser el ring, una plataforma de madera, por lo que el peliblanco se colocó en posición y esperó a que su oponente hiciera acto de presencia.
¿Quién será?
Fijó su mirada al suelo, justo en el instante en el que, como si de presos se tratase, un guardia se les iba llevando de uno en uno hacia el interior, escoltándoles. Cuando su turno llegó, no alzó la mirada, simplemente avanzó, hasta que, a la altura de una puerta el guardia se detuvo y lo animó a entrar.
La habitación era lo que podía considerarse sobria, apenas un banco para que esperasen sentados y poco más por lo que la espera se le iba a hacer extremadamente rápida, por lo que esperaba que su combate no fuera de los últimos.
¿Cuánto tiempo llevo ya esperando?
Le parecía que llevaba horas, y el aburrimiento le estaba matando, tumbado en el banco mirando al techo y con las manos en el pecho, mientras tarareaba una melodía que, sin saber por qué, no podía quitarse de la cabeza.
— Des-pa-cito ninoninoninoninoninooooooooooo...
Al fin, la puerta de su cubículo se abrió, lo que el Senju tomó como la señal de que era su turno por lo que salió al exterior, con calma. Una vez fuera, pudo ver a toda la gente que había acudido hasta allí para asistir a los combates, el estadio estaba lleno de gente ansiosa por disfrutar de buenos combates. Riko avanzó hacia lo que parecía que iba a ser el ring, una plataforma de madera, por lo que el peliblanco se colocó en posición y esperó a que su oponente hiciera acto de presencia.
¿Quién será?
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»