3/07/2017, 20:43
(Última modificación: 29/07/2017, 02:53 por Amedama Daruu.)
Daruu accedería a darle una mano en el sentido más literal de la palabra y se acercaría a reemplazarlo en la tarea de sostener la gasa. Cuando el muchacho le diese la señal, Mogura se quitaría del medio se colocaría del otro lado de la fémina.
—Soy un ninja de pacotilla. Y pensar que algún día voy a tener que matar a alguien, y de sólo ver esto, yo... yo...
El joven médico estaba sacando una botella y unas cosas más cuando el muchacho habría comenzado a hablar. Sus ojos se elevarían un segundo o dos para ver su estado y luego regresar a su tarea.
»Creo... creo que no es el hecho de ver la herida, o la sangre. En la academia nos preparan para esas cosas... Creo que es el hecho de que su vida está en mis manos... y que no quiero que muera. Creo que es eso. Tengo una sensación... de descontrol.
Sin duda alguna al chico parecía resultarle un poco muy incomoda la situación. Para Mogura la cosa era diferente, podría ponerse a comer delante de la mujer moribunda si quisiera, su apetito no se iría.
Bueno, creo que es normal. Cuando saliste del hotel no esperabas más que un paseo seguramente...
Mientras hablaba tomaría un par de tijeras pequeñas y cortaría la ropa de la mujer desnudando su abdomen, no podía permitirse subir demasiado sin comprometer el honor de ella y su familia.
Por si fuese poco, encontrarse un herido en un lugar donde no están permitidos los combates... ¿Quién se hará responsable por esto, los samurai?
Dejaría entonces las tijeras en un lugar donde no molestasen y tomaría la botella.
Puedes dejar de presionar la tela.
Si el muchacho removía la gasa, Mogura comenzaría a lavar la herida para ver que tenía entre manos. No había podido ver el arma que habría causado la herida así que tendría que proceder de esa manera.
—Soy un ninja de pacotilla. Y pensar que algún día voy a tener que matar a alguien, y de sólo ver esto, yo... yo...
El joven médico estaba sacando una botella y unas cosas más cuando el muchacho habría comenzado a hablar. Sus ojos se elevarían un segundo o dos para ver su estado y luego regresar a su tarea.
»Creo... creo que no es el hecho de ver la herida, o la sangre. En la academia nos preparan para esas cosas... Creo que es el hecho de que su vida está en mis manos... y que no quiero que muera. Creo que es eso. Tengo una sensación... de descontrol.
Sin duda alguna al chico parecía resultarle un poco muy incomoda la situación. Para Mogura la cosa era diferente, podría ponerse a comer delante de la mujer moribunda si quisiera, su apetito no se iría.
Bueno, creo que es normal. Cuando saliste del hotel no esperabas más que un paseo seguramente...
Mientras hablaba tomaría un par de tijeras pequeñas y cortaría la ropa de la mujer desnudando su abdomen, no podía permitirse subir demasiado sin comprometer el honor de ella y su familia.
Por si fuese poco, encontrarse un herido en un lugar donde no están permitidos los combates... ¿Quién se hará responsable por esto, los samurai?
Dejaría entonces las tijeras en un lugar donde no molestasen y tomaría la botella.
Puedes dejar de presionar la tela.
Si el muchacho removía la gasa, Mogura comenzaría a lavar la herida para ver que tenía entre manos. No había podido ver el arma que habría causado la herida así que tendría que proceder de esa manera.
Hablo - Pienso