7/07/2017, 17:51
Mogura realmente había pensado bastante en el torneo los últimos días. Había pensado en cómo podía hacer para perder rápido y dedicarse a cosas mas importantes, había pensado en cómo sería la persona con la que le tocaría pelear y hasta había llegado a pensar en como hacer para ganar en caso de que le tocara uno u otro oponente, nadie en particular, solo algún tipo de oponente aleatorio.
Lo que no esperaba era encontrarse justamente con ella.
«¿Por qué ella? De todos los posibles oponentes, de todos los que han sido invitados a competir en este torneo... ¿Justamente ella? ¡¿Y qué se supone que es ese traje?!»
No pudo evitar llevarse una mano a la frente y bajar ligeramente la mirada, no podía terminar de creer que su ánimo hubiese cambiado de esa manera de un momento a otro. Realmente no podía creer que el destino fuese tan mierda con él. Pasados unos segundos subió sus ojos nuevamente a su rival mientras realizaba un movimiento involuntario arreglándose el pelo, aun cuando no lo necesitaba, fue entonces que pudo apreciar el gesto de la kunoichi y escuchar sus palabras.
Realmente no puedo creer que de todas las personas con las que me podría haber tocado pelear, me hayan emparejado justamente contigo...
Comenzó a decir con un tono jocoso. No podía tomar muy en serio a la kunoichi con el traje que llevaba puesto.
Aunque pensándolo bien...
Se cruzó de brazos y tomó su mentón mientras examinaba atentamente la espada de la mujer.
¿No será ese emparejamiento una prueba más de que nuestro destino es caminar por la vida juntos...?
Comentó en un tono un poco más bajo que solamente llegaría a escuchar la fémina de cabello rojo. Seguidamente se encogería de hombros.
Todos esos papeles... ese traje parece estar hecho de eso y también esa espada... ¿Piensas... atacarme con ella?
Entonces la cara de Mogura mostraría una mueca de terror total.
¿No serías capaz de hacerme eso? ¿Verdad, Aiko?
Las palabras del joven médico ante todo eran fluidas, como si se permitiese bromear con su oponente a pesar de ser quien era. Antes de decidir una cosa u otra necesitaba escuchar algunas respuestas por parte de su futura esposa.
Lo que no esperaba era encontrarse justamente con ella.
«¿Por qué ella? De todos los posibles oponentes, de todos los que han sido invitados a competir en este torneo... ¿Justamente ella? ¡¿Y qué se supone que es ese traje?!»
No pudo evitar llevarse una mano a la frente y bajar ligeramente la mirada, no podía terminar de creer que su ánimo hubiese cambiado de esa manera de un momento a otro. Realmente no podía creer que el destino fuese tan mierda con él. Pasados unos segundos subió sus ojos nuevamente a su rival mientras realizaba un movimiento involuntario arreglándose el pelo, aun cuando no lo necesitaba, fue entonces que pudo apreciar el gesto de la kunoichi y escuchar sus palabras.
Realmente no puedo creer que de todas las personas con las que me podría haber tocado pelear, me hayan emparejado justamente contigo...
Comenzó a decir con un tono jocoso. No podía tomar muy en serio a la kunoichi con el traje que llevaba puesto.
Aunque pensándolo bien...
Se cruzó de brazos y tomó su mentón mientras examinaba atentamente la espada de la mujer.
¿No será ese emparejamiento una prueba más de que nuestro destino es caminar por la vida juntos...?
Comentó en un tono un poco más bajo que solamente llegaría a escuchar la fémina de cabello rojo. Seguidamente se encogería de hombros.
Todos esos papeles... ese traje parece estar hecho de eso y también esa espada... ¿Piensas... atacarme con ella?
Entonces la cara de Mogura mostraría una mueca de terror total.
¿No serías capaz de hacerme eso? ¿Verdad, Aiko?
Las palabras del joven médico ante todo eran fluidas, como si se permitiese bromear con su oponente a pesar de ser quien era. Antes de decidir una cosa u otra necesitaba escuchar algunas respuestas por parte de su futura esposa.
Hablo - Pienso