8/07/2017, 02:24
El Gyojin asomó la vista por encima de la escarpada ladera. La caída era de al menos diez metros, suficiente para que cualquiera que sufriera un accidente tuviese muchas posibilidades de morir al estrellarse contra el suelo. Sin embargo, aparte de eso, no pudo identificar mucho más. La Luna llena iluminaba todo el bosque con su resplandor, pero las copas de los árboles eran frondosas y poco dejaban ver. Kaido sí pudo distinguir, sin embargo, un estrecho sendero que cruzaba el bosque y, bordeando la colina, conectaba el pueblo y el misterioso faro.
Por su parte Datsue volvió sobre sus pasos y halló... Pasos. Más pasos. Allá donde terminaban las huellas del carruaje, podían distinguirse varias de personas, que tanto subían la colina como la bajaban en dirección al pueblo.
Akame se paró a su lado, con los ojos muy abiertos. Nunca lo admitiría, pero una gota de sudor frío se deslizó por su frente y le provocó otro escalofrío. A lo lejos, entre las copas de los árboles, una lechuza ululó.
—Por todos los demonios de Yomi... —masculló el Uchiha entre dientes—. ¿Y ahora qué hacemos?
Por su parte Datsue volvió sobre sus pasos y halló... Pasos. Más pasos. Allá donde terminaban las huellas del carruaje, podían distinguirse varias de personas, que tanto subían la colina como la bajaban en dirección al pueblo.
Akame se paró a su lado, con los ojos muy abiertos. Nunca lo admitiría, pero una gota de sudor frío se deslizó por su frente y le provocó otro escalofrío. A lo lejos, entre las copas de los árboles, una lechuza ululó.
—Por todos los demonios de Yomi... —masculló el Uchiha entre dientes—. ¿Y ahora qué hacemos?