8/07/2017, 02:45
—Por todos los demonios de Yomi... —masculló el Uchiha entre dientes—. ¿Y ahora qué hacemos?
—Podemos ir al embarcadero, esperar que amanezca y tomar el primer barco disponible para salir cagando leches de aquí —admitió con la seriedad que para nada le caracterizaba, con los ojos abiertos como bol; puestos en el sendero que contaba con dos estrechas bifurcaciones a través del bosque. Ambas conectaban por separado al pueblo, y al faro. Una caída de unos diez metros les separaban del fondo de aquel oscuro abismo que sólo podrían descubrir si se animaban a adentrarse en el corazón de los bosques—. o tomamos ese camino que nos lleva hasta el pueblo y buscamos a alguien que nos explique qué demonios está pasando. Si es que realmente hay alguien en ésta puta isla, porque las señales dicen lo contrario...
De haber sido aquello un desierto, en cualquier momento habría pasado frente a ellos una típica bola de paja con el viento silvando a su paso. Pero era evidente que la ausencia de movimiento en el pueblo era cuanto menos alarmante, y que aunado a la desaparición de las barcas de Soshuro junto al resto de los tripulantes hacía de aquella visita una experiencia tétrica e indescifrable experiencia, sino la más.
Nadie les culparía si elegían pasar exponencialmente del asunto, y abandonar cualquier pretensión sobre la herencia del viejo perdido.
—Los dejo en sus manos, aunque no parece que tengamos demasiadas opciones. De aquí a que amanezca...
«La noche es oscura y alberga temibles horrores» —se dijo introspectivamente, recitando la frase de algún libro que habría leído tiempo atrás.
—Podemos ir al embarcadero, esperar que amanezca y tomar el primer barco disponible para salir cagando leches de aquí —admitió con la seriedad que para nada le caracterizaba, con los ojos abiertos como bol; puestos en el sendero que contaba con dos estrechas bifurcaciones a través del bosque. Ambas conectaban por separado al pueblo, y al faro. Una caída de unos diez metros les separaban del fondo de aquel oscuro abismo que sólo podrían descubrir si se animaban a adentrarse en el corazón de los bosques—. o tomamos ese camino que nos lleva hasta el pueblo y buscamos a alguien que nos explique qué demonios está pasando. Si es que realmente hay alguien en ésta puta isla, porque las señales dicen lo contrario...
De haber sido aquello un desierto, en cualquier momento habría pasado frente a ellos una típica bola de paja con el viento silvando a su paso. Pero era evidente que la ausencia de movimiento en el pueblo era cuanto menos alarmante, y que aunado a la desaparición de las barcas de Soshuro junto al resto de los tripulantes hacía de aquella visita una experiencia tétrica e indescifrable experiencia, sino la más.
Nadie les culparía si elegían pasar exponencialmente del asunto, y abandonar cualquier pretensión sobre la herencia del viejo perdido.
—Los dejo en sus manos, aunque no parece que tengamos demasiadas opciones. De aquí a que amanezca...
«La noche es oscura y alberga temibles horrores» —se dijo introspectivamente, recitando la frase de algún libro que habría leído tiempo atrás.