8/07/2017, 03:19
El corazón le dio un vuelco ante el repentino descubrimiento. Efectivamente, allí donde terminaban las huellas del carromato había rastro de pasos. Por el tamaño de las huellas y la dirección de las suelas de los zapatos, pudo apreciar que eran de distintas personas, y que tanto iban hacia el pueblo como volvían de él. Cuán recientes eran las huellas, eso no alcanzaba a saberlo.
Mirándolo en retrospectiva, quizá debería haberse informado un poco con los criados de la mansión. Preguntar cómo iban por allí las cosas, qué tal se vivía en la isla… Todavía estaba a tiempo de volver, claro, pero el Uchiha dudaba que una vez puesto el pie dentro de la hipnótica seguridad que siempre ofrecían cuatro paredes bien iluminadas, se atreviese a salir otra vez para seguir investigando…
Y el Uchiha necesitaba saber qué estaba ocurriendo. No por la curiosidad, y ni mucho menos por la preocupación por el bienestar de Soshuro, sino porque aquella noche, en aquel mismo instante, el Uchiha se estaba jugando su futuro. Una herencia que le podría solucionar todos y cada uno de sus problemas, y que le permitirían vivir el resto de su vida sin dar un palo al agua, como siempre había soñado. No podía dejar escapar aquella oportunidad sin más, y, si de algo estaba convencido, es que no podría hacerlo él solo.
Necesitaba aquellos dos shinobis como agua de mayo en el País del Viento.
—¿Dejarlo en nuestras manos? —preguntó Datsue, con voz escéptica, tratando de imprimir la mayor seguridad que pudo en el tono de su voz—. ¿Salir cagando leches de aquí? —repitió, con voz estridente. Le lanzó una mirada de incredulidad, mezclada por la decepción—. ¿Pero es que Yota ha hecho un Henge y se está haciendo pasar por ti? ¿O qué cojones me he perdido? —se acercó a él y le clavó un dedo en el pecho, apuntándole—. ¿Tú eres Kaido de Amegakure o no lo eres? —preguntó, acusador—. Porque me niego a creer que un Kusareño haya demostrado más cojones en el barco de lo que tú estás demostrando ahora mismo.
Quizá se había pasado. Seguramente se había excedido con la última frase. Pero había creído captar cierto orgullo en la forma de ser de Kaido, y nada envalentonaba más a un vanidoso que oír cómo le acusaban de cobarde.
—Supongo que contigo cuento para ir al pueblo y seguir investigando, ¿eh? —preguntó a Akame, tratando de sonar más confiado de lo que estaba—. Un misterio a la altura de los mejores libros que has leído… ¡pero esta vez viviéndolo en persona! Apuesto a que nada en el mundo podría alejarte de tratar de resolver este enigma, ¿eh?
«Vamos, cojones… ¡Se supone que vosotros sois los valientes! No me dejéis solo o me cagaré por la pata abajo…»
Mirándolo en retrospectiva, quizá debería haberse informado un poco con los criados de la mansión. Preguntar cómo iban por allí las cosas, qué tal se vivía en la isla… Todavía estaba a tiempo de volver, claro, pero el Uchiha dudaba que una vez puesto el pie dentro de la hipnótica seguridad que siempre ofrecían cuatro paredes bien iluminadas, se atreviese a salir otra vez para seguir investigando…
Y el Uchiha necesitaba saber qué estaba ocurriendo. No por la curiosidad, y ni mucho menos por la preocupación por el bienestar de Soshuro, sino porque aquella noche, en aquel mismo instante, el Uchiha se estaba jugando su futuro. Una herencia que le podría solucionar todos y cada uno de sus problemas, y que le permitirían vivir el resto de su vida sin dar un palo al agua, como siempre había soñado. No podía dejar escapar aquella oportunidad sin más, y, si de algo estaba convencido, es que no podría hacerlo él solo.
Necesitaba aquellos dos shinobis como agua de mayo en el País del Viento.
—¿Dejarlo en nuestras manos? —preguntó Datsue, con voz escéptica, tratando de imprimir la mayor seguridad que pudo en el tono de su voz—. ¿Salir cagando leches de aquí? —repitió, con voz estridente. Le lanzó una mirada de incredulidad, mezclada por la decepción—. ¿Pero es que Yota ha hecho un Henge y se está haciendo pasar por ti? ¿O qué cojones me he perdido? —se acercó a él y le clavó un dedo en el pecho, apuntándole—. ¿Tú eres Kaido de Amegakure o no lo eres? —preguntó, acusador—. Porque me niego a creer que un Kusareño haya demostrado más cojones en el barco de lo que tú estás demostrando ahora mismo.
Quizá se había pasado. Seguramente se había excedido con la última frase. Pero había creído captar cierto orgullo en la forma de ser de Kaido, y nada envalentonaba más a un vanidoso que oír cómo le acusaban de cobarde.
—Supongo que contigo cuento para ir al pueblo y seguir investigando, ¿eh? —preguntó a Akame, tratando de sonar más confiado de lo que estaba—. Un misterio a la altura de los mejores libros que has leído… ¡pero esta vez viviéndolo en persona! Apuesto a que nada en el mundo podría alejarte de tratar de resolver este enigma, ¿eh?
«Vamos, cojones… ¡Se supone que vosotros sois los valientes! No me dejéis solo o me cagaré por la pata abajo…»
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado