8/07/2017, 16:55
Recluido en perpetua oscuridad y en profundo silencio, meditaba el espadachín, sobre muchas cosas del pasado y del futuro, pero muy pocas del presente que le concernía. Al principio aquella habitación estuvo iluminada, pero en cuanto fue puesto en soledad se ocupo de apagar cada una de las luces. Busco un sitio para sentarse, en el suelo, justo en medio de todo aquel espacio vacío.
“¿Piensas en lo que ha de ocurrir aquí?”, pregunto la espada.
“Pienso sobre el camino recorrido y el camino por recorrer”, contesto él.
Siguió hilando sus pensamientos, con gran serenidad, sin preocupación alguna por lo que estaba por suceder. Allí, entre las sombras, muchos habrían de sentirse perdidos, confusos y atemorizados. Pero el era distinto: Sentía que estaba justo donde debía de estar. Su mente estaba despejada de todo temor y duda. Y la amplitud de su ser era recorrido por una intensa excitación que se manifestaba con una gran calma y una tenue sonrisa.
“Es tiempo, tiempo de buscar las repuestas que necesitas”.
Aquellas palabras acariciaron su mente, justo cuando un chirrido pesado y metálico deshacía el silencio, junto con una llamada autoritaria. La puerta se abrió, y permitió que un haz de luz grisácea entrase en aquella oscura habitación, junto con el rumor de un público ansioso y expectante. Aquello le trajo de vuelta a la realidad del presente. Se levanto con lentitud y procedió a guardar su bandana en un bolsillo interno de la camisa que portaba.
Y así salió al encuentro de su rival, siendo recibido por un cielo encapotado y una brisa húmeda que amenazaba con un posterior aguacero. Entre el público se hizo el silencio, manteniéndose bajo la tensión del ambiente, la que prometía el rugir de un trueno en cualquier instante. Iba vestido con unos pantaloncillos negros y una camiseta gris, con una bufanda blanca y unas sandalias deportivas y guantes negros, más algunas vendas que cubrían sus pantorrillas y sus antebrazos. En síntesis, su vestimenta era bastante sencilla y cómoda, pero no fue eso lo que provoco que algunos susurros interrogativos recorrieran las gradas… Era el hecho de que no sabían a qué aldea pertenecía, pues no había evidencia de ningún símbolo o bandana que le identificase como miembro de una villa.
En aquella inmensa y solida plataforma de madera estaba esperándole un chico rubio, sin duda alguna, quien debía de ser su contrincante. No detuvo su andar hasta llegar a la posición que marcaba donde debía estar para comenzar el encuentro. Paseo su mirada por los alrededores, sin detenerla a detallar nada, excepto aquel cielo gris y medio tormentoso que se agitaba por sobre su cabeza.
“Es el momento, y solo existe este momento. Ni pasado ni futuro han de tener cabida aquí, pues es mi tiempo. Somos los combatiente, y no existe nadie mas. Ni público ni lideres han de condicionarme, pues esta batalla es mía”, dijo en su mente, tanto para sí mismo como para la espada que colgaba de su espalda.
Estando ya en posición, aprisiono la figura de su oponente con su gris mirada. Y ahí se quedo, sereno, emocionado y expectante, sabiendo que en el momento en que se detuvo el combate ya había iniciado, y que durante el combate cualquier palabra esta de mas... Los ninjas no necesitan presentaciones, necesitan acción.
“¿Piensas en lo que ha de ocurrir aquí?”, pregunto la espada.
“Pienso sobre el camino recorrido y el camino por recorrer”, contesto él.
Siguió hilando sus pensamientos, con gran serenidad, sin preocupación alguna por lo que estaba por suceder. Allí, entre las sombras, muchos habrían de sentirse perdidos, confusos y atemorizados. Pero el era distinto: Sentía que estaba justo donde debía de estar. Su mente estaba despejada de todo temor y duda. Y la amplitud de su ser era recorrido por una intensa excitación que se manifestaba con una gran calma y una tenue sonrisa.
“Es tiempo, tiempo de buscar las repuestas que necesitas”.
Aquellas palabras acariciaron su mente, justo cuando un chirrido pesado y metálico deshacía el silencio, junto con una llamada autoritaria. La puerta se abrió, y permitió que un haz de luz grisácea entrase en aquella oscura habitación, junto con el rumor de un público ansioso y expectante. Aquello le trajo de vuelta a la realidad del presente. Se levanto con lentitud y procedió a guardar su bandana en un bolsillo interno de la camisa que portaba.
Y así salió al encuentro de su rival, siendo recibido por un cielo encapotado y una brisa húmeda que amenazaba con un posterior aguacero. Entre el público se hizo el silencio, manteniéndose bajo la tensión del ambiente, la que prometía el rugir de un trueno en cualquier instante. Iba vestido con unos pantaloncillos negros y una camiseta gris, con una bufanda blanca y unas sandalias deportivas y guantes negros, más algunas vendas que cubrían sus pantorrillas y sus antebrazos. En síntesis, su vestimenta era bastante sencilla y cómoda, pero no fue eso lo que provoco que algunos susurros interrogativos recorrieran las gradas… Era el hecho de que no sabían a qué aldea pertenecía, pues no había evidencia de ningún símbolo o bandana que le identificase como miembro de una villa.
En aquella inmensa y solida plataforma de madera estaba esperándole un chico rubio, sin duda alguna, quien debía de ser su contrincante. No detuvo su andar hasta llegar a la posición que marcaba donde debía estar para comenzar el encuentro. Paseo su mirada por los alrededores, sin detenerla a detallar nada, excepto aquel cielo gris y medio tormentoso que se agitaba por sobre su cabeza.
“Es el momento, y solo existe este momento. Ni pasado ni futuro han de tener cabida aquí, pues es mi tiempo. Somos los combatiente, y no existe nadie mas. Ni público ni lideres han de condicionarme, pues esta batalla es mía”, dijo en su mente, tanto para sí mismo como para la espada que colgaba de su espalda.
Estando ya en posición, aprisiono la figura de su oponente con su gris mirada. Y ahí se quedo, sereno, emocionado y expectante, sabiendo que en el momento en que se detuvo el combate ya había iniciado, y que durante el combate cualquier palabra esta de mas... Los ninjas no necesitan presentaciones, necesitan acción.