12/07/2017, 16:16
Kotezuma se quedó un rato pensandoselo. El silencio tenso del público que esperaba un inicio de combate en cualquier momento se iba transformando de forma exponencial en susurros y murmuros. Yo usaba ese tiempo para seguir con mi diatriba mental.
La gran duda que tenía era ¿combatir contra alguien de mi villa o no combatir? Dependiendo del punto de vista ambas opciones eran igual de patriotas y de correctas. Mi solución era un punto intermedio casi perfecto, eliminaba gran parte de los contras de pelear y mantenía todos los pros. Solo quedaba que él...
—¡No! —
Parecía que Katesu había salido de su ensimismamiento con una respuesta muy clara. No quería una pelea justa y honrada a la vez que segura, prefería jugarse la vida peleando contra un compañero de armas pudiendo acabar ambos muertos por el espectaculo en vez de por la villa. ¿Quien era yo para decirle que era imbecil por hacer esa elección?
Su respuesta tambien me sacó a mi de mi debate interno con una respuesta igual de clara, di media vuelta al instante y me dirigí hasta el borde de la plataforma de madera. Me detuve para volver a encarar de nuevo a mi querido compañero.
— No voy a combatir contigo poniendo tu vida y la mia en peligro. Ha sido un placer charlar contigo.
Hice una breve reverencia y esperé a ver si quería decir algo más o cambiar de parecer. Si despues de ese momento no decía nada, volvería por donde había venido. Era una decisión díficil, pero alguien tenía que tomar las decisiones dificiles para que el resto pueda vivir inconsciente y sin moral alguna. Al fin y al cabo mis ordenes eran participar en el torneo, y eso había hecho.
La gran duda que tenía era ¿combatir contra alguien de mi villa o no combatir? Dependiendo del punto de vista ambas opciones eran igual de patriotas y de correctas. Mi solución era un punto intermedio casi perfecto, eliminaba gran parte de los contras de pelear y mantenía todos los pros. Solo quedaba que él...
—¡No! —
Parecía que Katesu había salido de su ensimismamiento con una respuesta muy clara. No quería una pelea justa y honrada a la vez que segura, prefería jugarse la vida peleando contra un compañero de armas pudiendo acabar ambos muertos por el espectaculo en vez de por la villa. ¿Quien era yo para decirle que era imbecil por hacer esa elección?
Su respuesta tambien me sacó a mi de mi debate interno con una respuesta igual de clara, di media vuelta al instante y me dirigí hasta el borde de la plataforma de madera. Me detuve para volver a encarar de nuevo a mi querido compañero.
— No voy a combatir contigo poniendo tu vida y la mia en peligro. Ha sido un placer charlar contigo.
Hice una breve reverencia y esperé a ver si quería decir algo más o cambiar de parecer. Si despues de ese momento no decía nada, volvería por donde había venido. Era una decisión díficil, pero alguien tenía que tomar las decisiones dificiles para que el resto pueda vivir inconsciente y sin moral alguna. Al fin y al cabo mis ordenes eran participar en el torneo, y eso había hecho.
—Nabi—