14/07/2017, 00:37
—Buenas noches, Kaido-san y Akame-san, gracias por haber venido pese a lo repentino de mi llamada —se levanto para hacer una leve reverencia a ambos muchachos—. Por cierto, antes de continuar… No había tenido una anterior oportunidad para decírtelo, Akame-san, pero, en realidad, mi nombre se pronuncia Kōtetsu, con acento.
El joven de blanca cabellera hizo un gesto con su mano para invitarles a sentarse, y que disfrutaran un poco de lo agradable de la noche. El cielo yacía completamente dominado por una luna dorada que, acompañada por ocasionales y efímeras nubes, producía una intensa iluminación de un carácter un tanto misteriosa. La luz artificial de las lámparas cercanas era tenue, apenas la suficiente como para detallar la mesita de piedra sobre la cual descansaba un juego de té cuyo contenido humeaba.
—Aquí tienen, un bocadillo nocturno. —En cuanto los invitados se pusieron cómodos, el de ojos grises procedió a servirles una taza de infusión y uno que otro biscocho para acompañar.
Kōtetsu yacía vestido con un grueso kimono de un azul noche y ostentaba una melena blanca, abundante y desordenada. Y pese a la hora, se le notaba sin falta de sueño y muy sereno, como de costumbre.
—Es un tanto tarde, así que iré al grano con el motivo de porque les llame aquí. —Dio un buen sorbo a su caliente bebida, mientras veía como Naomi se retiraba del lugar para darles algo de privacidad—. ¿Qué opinan sobre la información de los documentos que nos fueron entregados por Nishijima Satomu?
El joven de blanca cabellera hizo un gesto con su mano para invitarles a sentarse, y que disfrutaran un poco de lo agradable de la noche. El cielo yacía completamente dominado por una luna dorada que, acompañada por ocasionales y efímeras nubes, producía una intensa iluminación de un carácter un tanto misteriosa. La luz artificial de las lámparas cercanas era tenue, apenas la suficiente como para detallar la mesita de piedra sobre la cual descansaba un juego de té cuyo contenido humeaba.
—Aquí tienen, un bocadillo nocturno. —En cuanto los invitados se pusieron cómodos, el de ojos grises procedió a servirles una taza de infusión y uno que otro biscocho para acompañar.
Kōtetsu yacía vestido con un grueso kimono de un azul noche y ostentaba una melena blanca, abundante y desordenada. Y pese a la hora, se le notaba sin falta de sueño y muy sereno, como de costumbre.
—Es un tanto tarde, así que iré al grano con el motivo de porque les llame aquí. —Dio un buen sorbo a su caliente bebida, mientras veía como Naomi se retiraba del lugar para darles algo de privacidad—. ¿Qué opinan sobre la información de los documentos que nos fueron entregados por Nishijima Satomu?