14/07/2017, 02:34
Si bien el peliblanco se esperaba aquella respuesta, de parte de un chico que parecía tan testarudo como él mismo, no esperaba que la forma en que la articulo le resultase tan insultante y petulante. Tanta fue la afrenta que, lejos de querer controlarse, dio libertad de expresión a las palabras que se agolpaban dentro de sí:
—Eres un verdadero canalla: No solo es ruin que desprecies a tu oponente lo suficiente como para burlarte de su determinación, también es una abominable muestra de insolencia el que aceptases participar para luego dejar como un chiste todo aquello que representa este evento.
La voz de Kōtetsu se mantenía calmada, pero lo reprobatorio de su tono y mirada eran suficientes como para entender que estaba verdaderamente enojado. Aquellos combates eran la forma en que planeaba ponerse a prueba, la forma de satisfacer su necesidad de crecimiento personal y encuentro de propósito: Eran algo muy serio e importante para él, y esperaba encontrarse con un oponente que considerara todo aquello con el mismo respeto.
Sentía la necesidad de seguir recriminando a su rival, pero un trueno le silencio, un estruendo que resulto ser la voz de la actual Uzukage.
—Senju Nabi, ¡te ordeno que vuelvas al centro del ring y luches con honor como un shinobi de Uzushiogakure!
El estadio entero callo, a la espera de una respuesta, de las acciones que ahora tomaría el rubio.
Kōtetsu recordó lo acontecido con Uzumaki Zoku, aquello que había visto, y de lo que tanto se había hablado. Dirigió su vista hacia el palco de las “sombras”, y al imaginar que aquello pudiese repetirse allí mismo sus manos temblaron un poco... Aunque no habría podido decir si era a causa del miedo, de la rabia o de la emoción.
—Eres un verdadero canalla: No solo es ruin que desprecies a tu oponente lo suficiente como para burlarte de su determinación, también es una abominable muestra de insolencia el que aceptases participar para luego dejar como un chiste todo aquello que representa este evento.
La voz de Kōtetsu se mantenía calmada, pero lo reprobatorio de su tono y mirada eran suficientes como para entender que estaba verdaderamente enojado. Aquellos combates eran la forma en que planeaba ponerse a prueba, la forma de satisfacer su necesidad de crecimiento personal y encuentro de propósito: Eran algo muy serio e importante para él, y esperaba encontrarse con un oponente que considerara todo aquello con el mismo respeto.
Sentía la necesidad de seguir recriminando a su rival, pero un trueno le silencio, un estruendo que resulto ser la voz de la actual Uzukage.
—Senju Nabi, ¡te ordeno que vuelvas al centro del ring y luches con honor como un shinobi de Uzushiogakure!
El estadio entero callo, a la espera de una respuesta, de las acciones que ahora tomaría el rubio.
Kōtetsu recordó lo acontecido con Uzumaki Zoku, aquello que había visto, y de lo que tanto se había hablado. Dirigió su vista hacia el palco de las “sombras”, y al imaginar que aquello pudiese repetirse allí mismo sus manos temblaron un poco... Aunque no habría podido decir si era a causa del miedo, de la rabia o de la emoción.