14/07/2017, 11:20
(Última modificación: 14/07/2017, 11:23 por Umikiba Kaido.)
Como si se tratase de la más irreparable de las manías, profundamente arraigada a su yo actual, el Hakagure Kōtetsu soltó de pronto su ya conocido discurso correctivo para exhortar a Akame a que éste recordara, una vez mas, que su nombre tenía una fuerte entonación en la maldita letra "o". No era la primera vez que así lo pedía, y tampoco sería la última, vista su obsesión por ese tema en particular.
Kaido torció los ojos, evidentemente hastiado por el incansable esfuerzo que hacía él para que todos pronunciaran su nombre de pila correctamente. ¿A quién le importaba si pronunciabas más o menos fuertes qué o cuál sílaba?
Akame, no obstante, hizo gala de sus buenos modales y asintió, en silencio, a la corrección del peliblanco. El gyojin, sin embargo...
—Aquí tienen, un bocadillo nocturno.
—Oh, que amable eres, Kotetsu-kun; aún no había cenado nada —dijo, a propósito, poco antes de dejar que sus manos pasearan libremente por los aperitivos que le había ofrecido su compañero. Luego tomó asiento, y escuchó con cierto resquemor a la interrogante de Kōtetsu, a la que Akame respondió con su ya tan usual parsimonia, compartiendo solo lo que consideraba necesario—. ¿valor? para valor vuestras historias, que plasman las grandes hazañas de sus ancestros, y de los clanes a los que pertenecen. Yo, bueno... yo tengo a un pirata ancestral de piel azul y dientes filosos, que follaba mucho y que se conocía los mares de todo Oonindo como la palma de su mano. No más.
Kaido torció los ojos, evidentemente hastiado por el incansable esfuerzo que hacía él para que todos pronunciaran su nombre de pila correctamente. ¿A quién le importaba si pronunciabas más o menos fuertes qué o cuál sílaba?
Akame, no obstante, hizo gala de sus buenos modales y asintió, en silencio, a la corrección del peliblanco. El gyojin, sin embargo...
—Aquí tienen, un bocadillo nocturno.
—Oh, que amable eres, Kotetsu-kun; aún no había cenado nada —dijo, a propósito, poco antes de dejar que sus manos pasearan libremente por los aperitivos que le había ofrecido su compañero. Luego tomó asiento, y escuchó con cierto resquemor a la interrogante de Kōtetsu, a la que Akame respondió con su ya tan usual parsimonia, compartiendo solo lo que consideraba necesario—. ¿valor? para valor vuestras historias, que plasman las grandes hazañas de sus ancestros, y de los clanes a los que pertenecen. Yo, bueno... yo tengo a un pirata ancestral de piel azul y dientes filosos, que follaba mucho y que se conocía los mares de todo Oonindo como la palma de su mano. No más.