18/07/2017, 09:45
Lo que pensaba él sobre su ancestro ya lo había dejado en claro. No se sentía empático para con la historia del pirata, por reveladora que pudiera ser. Quizás, más adelante; cuando ahondara en el asunto y tuviera la voluntad suficiente como para decidir averiguar más sobre su condición genética, seguro que lo tendría en cuenta.
Pero esa noche, estaba más preocupado por zanjar el acuerdo con Satomu antes de que otra emboscada les tomara por sorpresa.
Y como si la tensión provocada por el posible acecho de más enemigos, Akame comenzó a conectar los puntos e inquirió finalmente en una plausible teoría. Mucha razón tenía en decir que, desde el principio de aquel viaje, hasta esa misma reunión en los aposentos de Kotetsu, los tres se habían abierto a todos y todo lo que le rodeaba como una flor veraniega. Mostrando no sólo la personalidad de cada uno, el cómo reaccionan a un buen puñado de situaciones, y de cuáles son sus habilidades.
No era muy difícil ver que Kaido era un escualo. O que Akame había hecho uso de aquella misteriosa arma con movimientos inesperados sin necesidad de ser empuñada. Todo tenía sentido. ¿O no?
—Buen punto. ¿Y si al final de todo, nos las han jugado parda? —comulgó, secundando las palabras de su compañero—. ¿pero por qué nosotros? ¿por qué no invitar a gente más... experimentada?
Dejo aquello en el aire. Seguro Kotetsu-san tenía algo inteligente para decir.
Pero esa noche, estaba más preocupado por zanjar el acuerdo con Satomu antes de que otra emboscada les tomara por sorpresa.
Y como si la tensión provocada por el posible acecho de más enemigos, Akame comenzó a conectar los puntos e inquirió finalmente en una plausible teoría. Mucha razón tenía en decir que, desde el principio de aquel viaje, hasta esa misma reunión en los aposentos de Kotetsu, los tres se habían abierto a todos y todo lo que le rodeaba como una flor veraniega. Mostrando no sólo la personalidad de cada uno, el cómo reaccionan a un buen puñado de situaciones, y de cuáles son sus habilidades.
No era muy difícil ver que Kaido era un escualo. O que Akame había hecho uso de aquella misteriosa arma con movimientos inesperados sin necesidad de ser empuñada. Todo tenía sentido. ¿O no?
—Buen punto. ¿Y si al final de todo, nos las han jugado parda? —comulgó, secundando las palabras de su compañero—. ¿pero por qué nosotros? ¿por qué no invitar a gente más... experimentada?
Dejo aquello en el aire. Seguro Kotetsu-san tenía algo inteligente para decir.