18/07/2017, 14:19
El Uchiha arrugó la nariz, asqueado, cuando Rokuro Hei abrió la boca, transmitiéndole no solo su explicación respecto a Takeshi sino también su mal aliento. Un aliento impregnado con el inconfundible olor a alcohol.
«Madre Amateratsu… ¿Casi muerto por el tacón de una mujer? Ya hay que tener mala suerte. Aunque bueno, al menos sobrevivió. Se debió desmayar o algo, porque yo lo vi quieto como una piedra. Parecía bien muerto el tipo»
—Si me disculpas, muchacho...
El Uchiha asintió con un movimiento seco, como un señor feudal haría con su súbdito para darle permiso para retirarse. Ya que él le había tratado como un Don Nadie con un gesto vanidoso nada más verle, Datsue se tomaba su pequeña venganza particular. Tras su pequeño desquite, trató de reencontrarse con Akame y Aiko. Sin embargo, los había perdido de vista, y el mar de gente que los separaba no le ayudaba en su búsqueda. Cuando se quiso dar cuenta, Rokuro Hei ya estaba tocando…
… La muchedumbre se convirtió en meras sombras para su vista; las notas musicales, en una voz áspera, tan oxidada como un viejo hierro a la intemperie. Una voz que le acusaba, rencorosa.
—Eras su socio —le decía—. Eras su socio y faltaste a tu promesa. Ahora ya no hay nada que hacer.
«Por tu culpa» añadía una vocecilla cruel en su cabeza, completando las palabras del viejo hombre. «Por tu culpa, por tu culpa, por tu culp… ¡PUM!»
Datsue dio un pequeño respingo, sobresaltado. ¿Qué había sido aquel último…?
¡PUM!
Poco a poco, como si hubiese sido cegado con una hikaridama y estuviese recobrando la visión, las sombras desapareciendo, dejando en su lugar figuras con forma y color. Todo eran caras de confusión, de incomprensión… y de miedo. Caras que miraban en una única dirección. «Pero, ¿qué cojones…?»
¡PUM!
Los dedos del muerto —y Datsue se había asegurado bien de ello— sobresalieron por la rendija del ataúd. Aquello fue el detonante. El pistoletazo de salida que provocó la estampida. El Uchiha se vio arrastrado, literalmente, por una corriente furiosa que solo buscaba concentrarse en un único punto: la puerta de salida.
Había empujones, codazos, insultos por hacerse con un mísero hueco y adelantar posición. Alguien cayó justo en frente de Datsue. Alguien que se vería muy pronto pisoteado y aplastado por una muchedumbre entrada en pánico, de no ser porque Datsue el Intrépido se encontraba allí…
… para ser el primero en pisotearle.
—¡Sálvese quien pueda! —rugió, totalmente contagiado por el miedo del resto. Al diablo con quedar bien con Aiko, al diablo con su curiosidad y al diablo con su deber como shinobi. Él se iba de allí cagando leches.
«Madre Amateratsu… ¿Casi muerto por el tacón de una mujer? Ya hay que tener mala suerte. Aunque bueno, al menos sobrevivió. Se debió desmayar o algo, porque yo lo vi quieto como una piedra. Parecía bien muerto el tipo»
—Si me disculpas, muchacho...
El Uchiha asintió con un movimiento seco, como un señor feudal haría con su súbdito para darle permiso para retirarse. Ya que él le había tratado como un Don Nadie con un gesto vanidoso nada más verle, Datsue se tomaba su pequeña venganza particular. Tras su pequeño desquite, trató de reencontrarse con Akame y Aiko. Sin embargo, los había perdido de vista, y el mar de gente que los separaba no le ayudaba en su búsqueda. Cuando se quiso dar cuenta, Rokuro Hei ya estaba tocando…
… La muchedumbre se convirtió en meras sombras para su vista; las notas musicales, en una voz áspera, tan oxidada como un viejo hierro a la intemperie. Una voz que le acusaba, rencorosa.
—Eras su socio —le decía—. Eras su socio y faltaste a tu promesa. Ahora ya no hay nada que hacer.
«Por tu culpa» añadía una vocecilla cruel en su cabeza, completando las palabras del viejo hombre. «Por tu culpa, por tu culpa, por tu culp… ¡PUM!»
Datsue dio un pequeño respingo, sobresaltado. ¿Qué había sido aquel último…?
¡PUM!
Poco a poco, como si hubiese sido cegado con una hikaridama y estuviese recobrando la visión, las sombras desapareciendo, dejando en su lugar figuras con forma y color. Todo eran caras de confusión, de incomprensión… y de miedo. Caras que miraban en una única dirección. «Pero, ¿qué cojones…?»
¡PUM!
Los dedos del muerto —y Datsue se había asegurado bien de ello— sobresalieron por la rendija del ataúd. Aquello fue el detonante. El pistoletazo de salida que provocó la estampida. El Uchiha se vio arrastrado, literalmente, por una corriente furiosa que solo buscaba concentrarse en un único punto: la puerta de salida.
Había empujones, codazos, insultos por hacerse con un mísero hueco y adelantar posición. Alguien cayó justo en frente de Datsue. Alguien que se vería muy pronto pisoteado y aplastado por una muchedumbre entrada en pánico, de no ser porque Datsue el Intrépido se encontraba allí…
… para ser el primero en pisotearle.
—¡Sálvese quien pueda! —rugió, totalmente contagiado por el miedo del resto. Al diablo con quedar bien con Aiko, al diablo con su curiosidad y al diablo con su deber como shinobi. Él se iba de allí cagando leches.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado