18/07/2017, 20:01
Inmortal, alguien a quien no se le puede dar muerte. No había nadie mejor para pelear contra Mogura que la kunoichi inmortal. Había unas consideraciones que hacer al respecto, no servía de mucho intoxicarla con ciertas drogas pues su vida no corría el mismo riesgo que otro tipo de personas.
Aiko fanfarroneaba de su superior capacidad de regeneración, como parte de la respuesta a su provocación. El agarre de su filo cambiaría y la chica se lanzaría a la carrera con la intención de derribar al joven médico.
La fémina no era una bala ni mucho menos un relámpago. Si hubiese sido más rápido que ella, Mogura se habría movido a un lado y hubiese intentando actuar en consecuencia. Pero sus opciones eran limitadas en ese momento.
La pelirroja se le había venido encima, no había forma de evitar la caída. Pero Mogura no estaba falto de recursos en ese momento tampoco.
Cuando la chica estuvo a la distancia correcta, sus manos se estirarían para sostenerla firmemente, una mas que la otra, de su traje a la altura del pecho echándole su peso encima, uno de sus pies se colocaría a la altura de la cintura con la pierna ligeramente flexionada y finalmente su otra extremidad inferior comenzaría a flexionarse para acompañar la caída.
Mogura no podría evitar caer al piso, pero Aiko perdería el equilibrio a causa de la llave, la inercia adquirida por la velocidad y el peso del shinobi. Cuando la chica estuviese pasando por encima de él, la soltería estirando también su pierna. Haciendo que la fémina cayese de espaldas detrás suyo.
«¿Qué te parece esto, chica inmortal?»
Sin demorar mucho, el joven médico se giraría y buscaría con la mirada a su oponente mientras se ponía de pie. Detrás de Mogura quedaría la gran parte del ring, Aiko todo lo contrario con unos escasos metros para llegar al límite de este.
Aiko fanfarroneaba de su superior capacidad de regeneración, como parte de la respuesta a su provocación. El agarre de su filo cambiaría y la chica se lanzaría a la carrera con la intención de derribar al joven médico.
La fémina no era una bala ni mucho menos un relámpago. Si hubiese sido más rápido que ella, Mogura se habría movido a un lado y hubiese intentando actuar en consecuencia. Pero sus opciones eran limitadas en ese momento.
La pelirroja se le había venido encima, no había forma de evitar la caída. Pero Mogura no estaba falto de recursos en ese momento tampoco.
Cuando la chica estuvo a la distancia correcta, sus manos se estirarían para sostenerla firmemente, una mas que la otra, de su traje a la altura del pecho echándole su peso encima, uno de sus pies se colocaría a la altura de la cintura con la pierna ligeramente flexionada y finalmente su otra extremidad inferior comenzaría a flexionarse para acompañar la caída.
Mogura no podría evitar caer al piso, pero Aiko perdería el equilibrio a causa de la llave, la inercia adquirida por la velocidad y el peso del shinobi. Cuando la chica estuviese pasando por encima de él, la soltería estirando también su pierna. Haciendo que la fémina cayese de espaldas detrás suyo.
«¿Qué te parece esto, chica inmortal?»
Sin demorar mucho, el joven médico se giraría y buscaría con la mirada a su oponente mientras se ponía de pie. Detrás de Mogura quedaría la gran parte del ring, Aiko todo lo contrario con unos escasos metros para llegar al límite de este.
Hablo - Pienso