19/07/2017, 15:49
(Última modificación: 19/07/2017, 15:49 por Uchiha Akame.)
En mitad del caos, Akame oyó los gritos de su compañera kunoichi y rápidamente dirigió su atención hacia donde ella le indicaba. En efecto, allí pudo ver al sicario que la noche anterior había rajado la garganta de Ishigami Takuya. «¿Se lleva al músico? ¿Por qué?».
No había mucho tiempo para preguntas. Alguien le empujó desde un lado y casi le hizo caer al suelo. La gente estaba en pánico y llovían empujones, patadas y codazos de todos lados. El Uchiha, rápido, trató de deshacerse de la multitud saltando directamente hacia la pared más cerca. Allí usó sus pies y su dominio del chakra para adherirse a la superficie de piedra del templo, y correr horizontalmente en dirección a la salida por la que acababa de salir el Cara de Rata.
Aiko, por su parte, se libró del engorro de la muchedumbre aterrorizada al deshacerse en un montón de papeles que avanzaron flotando por el aire. Además, consiguió colar una de sus mariposas en la ropa del criminal antes de que éste se diera a la fuga.
Datsue, por su parte, se dejó llevar por el pánico generalizado y corrió hacia la salida principal. Se llevó toda clase de empujones, pisotones e insultos, y tardó varios minutos en salir.
Fuera del templo, algunos asistentes huían aterrorizados, otros pedían auxilio y algunos curiosos que se habían acercado al lugar fueron a buscar a la guardia de la ciudad. No vería ni rastro de Aiko ni de Akame allí fuera, pero sí podría recordar cómo los había visto correr en dirección a una de las entradas laterales del templo, que daban a otras calles.
Shinobi y kunoichi corrieron por el callejón. Akame suspiró, decepcionado, cuando al salir ambos pudieron comprobar que la callejuela estaba desierta.
—¡Otra vez! ¿¡Pero cómo demonios es posible, por todos los dioses!? —bufó, cabreado, el muchacho—. ¡Apenas lo hemos perdido de vista medio minuto! ¿Qué es, un fantasma?
Lo que Akame no sabía, y Aiko sí —gracias a su pequeña espía de origami—, era que no estaban persiguiendo a ningún fantasma. Aquel tipo era una rata, y como rata había huído por las alcantarillas, utilizando la entrada que había justo al final de aquel callejón. Cada vez se alejaba más, pero con ayuda de su mariposa Aiko sería capaz de localizarle.
Ahora la decisión era de ella. ¿Perseguir al tipo por todo el alcantarillado, o buscar a Datsue, organizarse y luego ir a donde quiera que se hubiese escondido?
No había mucho tiempo para preguntas. Alguien le empujó desde un lado y casi le hizo caer al suelo. La gente estaba en pánico y llovían empujones, patadas y codazos de todos lados. El Uchiha, rápido, trató de deshacerse de la multitud saltando directamente hacia la pared más cerca. Allí usó sus pies y su dominio del chakra para adherirse a la superficie de piedra del templo, y correr horizontalmente en dirección a la salida por la que acababa de salir el Cara de Rata.
Aiko, por su parte, se libró del engorro de la muchedumbre aterrorizada al deshacerse en un montón de papeles que avanzaron flotando por el aire. Además, consiguió colar una de sus mariposas en la ropa del criminal antes de que éste se diera a la fuga.
Datsue, por su parte, se dejó llevar por el pánico generalizado y corrió hacia la salida principal. Se llevó toda clase de empujones, pisotones e insultos, y tardó varios minutos en salir.
Fuera del templo, algunos asistentes huían aterrorizados, otros pedían auxilio y algunos curiosos que se habían acercado al lugar fueron a buscar a la guardia de la ciudad. No vería ni rastro de Aiko ni de Akame allí fuera, pero sí podría recordar cómo los había visto correr en dirección a una de las entradas laterales del templo, que daban a otras calles.
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Shinobi y kunoichi corrieron por el callejón. Akame suspiró, decepcionado, cuando al salir ambos pudieron comprobar que la callejuela estaba desierta.
—¡Otra vez! ¿¡Pero cómo demonios es posible, por todos los dioses!? —bufó, cabreado, el muchacho—. ¡Apenas lo hemos perdido de vista medio minuto! ¿Qué es, un fantasma?
Lo que Akame no sabía, y Aiko sí —gracias a su pequeña espía de origami—, era que no estaban persiguiendo a ningún fantasma. Aquel tipo era una rata, y como rata había huído por las alcantarillas, utilizando la entrada que había justo al final de aquel callejón. Cada vez se alejaba más, pero con ayuda de su mariposa Aiko sería capaz de localizarle.
Ahora la decisión era de ella. ¿Perseguir al tipo por todo el alcantarillado, o buscar a Datsue, organizarse y luego ir a donde quiera que se hubiese escondido?