20/07/2017, 15:37
(Última modificación: 20/07/2017, 15:38 por Uzumaki Eri.)
—¿Cómo es posible que los Kuseños sean capaces de domesticar cocodrilos? Puede que alguno que sea un temerario o yo que sé, pero domesticarlos como hábito... Qué raro, pero bueno, supongo que es algo natural en Nabi-kun pensar esas cosas... — Alegó ella mientras reía con la chica de cabellos oscuros.
El tiempo pasaba junto con ellas mientras paseaban por Hokutōmori, alejadas del combate, los Dojos y con gusto podría decir que de todos los problemas que la atormentaban, por pequeños que fueran.
Poco a poco se iban internando en lo más profundo del bosque sin si quiera ellas darse cuenta, hasta que tuvieron que parar de conversar pues un sonido —lo más parecido lamentos y lágrimas—, se coló en sus oídos, y la dueña de aquello no era ni más ni menos de una joven niña de cabellos dorados y ataviada con un vestido de color azul, que se apresuró a preguntar a ambas en cuanto fueron vistas.
—Pe... Perdonad... ¿Habéis visto un conejito blanco? Lo he perdido...
—Un... ¿conejo blanco? — Preguntó Ayame mientras se agachaba para poder quedar a la altura de la joven niña, Eri; por su parte, también hizo lo mismo acuclillándose al lado de la kunoichi de Ame, dejando hablar a la pequeña.
—Sí... Lleva un reloj de bolsillo atado con una cinta en torno al cuello... ¿Lo habéis visto?
— Esto... No, no hemos visto un conejo blanco que yo recuerde... — Esta vez sí que habló la del Remolino, intentando hacer memoria del corto trayecto que había recorrido. — Pero si quieres... Te ayudamos a buscarlo, ¿qué te parece? — Preguntó, con una sonrisa.
Aunque no sabía si Ayame querría buscar al conejo, así que esperó a las reacciones de ambas con aquella sonrisa dibujada en sus labios.
El tiempo pasaba junto con ellas mientras paseaban por Hokutōmori, alejadas del combate, los Dojos y con gusto podría decir que de todos los problemas que la atormentaban, por pequeños que fueran.
Poco a poco se iban internando en lo más profundo del bosque sin si quiera ellas darse cuenta, hasta que tuvieron que parar de conversar pues un sonido —lo más parecido lamentos y lágrimas—, se coló en sus oídos, y la dueña de aquello no era ni más ni menos de una joven niña de cabellos dorados y ataviada con un vestido de color azul, que se apresuró a preguntar a ambas en cuanto fueron vistas.
—Pe... Perdonad... ¿Habéis visto un conejito blanco? Lo he perdido...
—Un... ¿conejo blanco? — Preguntó Ayame mientras se agachaba para poder quedar a la altura de la joven niña, Eri; por su parte, también hizo lo mismo acuclillándose al lado de la kunoichi de Ame, dejando hablar a la pequeña.
—Sí... Lleva un reloj de bolsillo atado con una cinta en torno al cuello... ¿Lo habéis visto?
— Esto... No, no hemos visto un conejo blanco que yo recuerde... — Esta vez sí que habló la del Remolino, intentando hacer memoria del corto trayecto que había recorrido. — Pero si quieres... Te ayudamos a buscarlo, ¿qué te parece? — Preguntó, con una sonrisa.
Aunque no sabía si Ayame querría buscar al conejo, así que esperó a las reacciones de ambas con aquella sonrisa dibujada en sus labios.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)