22/07/2017, 17:31
«¿Una de tus mariposas? ¿De modo que no sólo puedes mandar a tus mascotas de origami a que vigilen el cielo, sino que también puedes usarlas como puntos de rastreo? Por todos los dioses... Las habilidades de esta kunoichi son increíbles», pensó el Uchiha mientras se lamentaba de que Aiko perteneciese a Amegakure. ¡Qué útiles podrían ser sus técnicas para el Remolino! Akame nunca había visto nada semejante. «Y sin embargo anoche se te escaparon...»
Tanta confianza y tranquilidad tenía Aiko en sus mariposas, que incluso decidió dejar la persecución por el momento. El Uchiha enarcó una ceja, escéptico tras el fracaso de la noche anterior, pero decidió callarse. Al fin y al cabo, él estaba allí por el asunto del Muerto vivo, ¡y vaya si se encontraba satisfecho! Había visto, con sus propios ojos, como un tipo al que habían degollado la noche anterior intentaba levantarse de su propia tumba. «Una historia digna de ser contada, desde luego».
Siguió a la kunoichi de Ame, bordeando el templo, hasta encontrase con Datsue. Su compañero Uchiha parecía muy golpeado, su ropa estaba completamente arrugada y su respiración acelerada. Akame se acercó, poniéndole una mano sobre el hombro izquierdo.
—¡Vaya, Datsue-kun, era cierto! ¡Un muerto no-muerto! —exclamó el Uchiha, jovial—. Había oído muchas historias y cuentos sobre esto, ¡pero nunca lo había visto con mis propios ojos! ¿Cómo puede ser? —añadió después, llevándose la mano al mentón con gesto pensativo.
Parecía que el hecho de que aquel sicario con aspecto de roedor se les hubiese vuelto a escapar —esta vez, llevándose a un civil consigo— no importaba en absoluto a Akame.
Tanta confianza y tranquilidad tenía Aiko en sus mariposas, que incluso decidió dejar la persecución por el momento. El Uchiha enarcó una ceja, escéptico tras el fracaso de la noche anterior, pero decidió callarse. Al fin y al cabo, él estaba allí por el asunto del Muerto vivo, ¡y vaya si se encontraba satisfecho! Había visto, con sus propios ojos, como un tipo al que habían degollado la noche anterior intentaba levantarse de su propia tumba. «Una historia digna de ser contada, desde luego».
Siguió a la kunoichi de Ame, bordeando el templo, hasta encontrase con Datsue. Su compañero Uchiha parecía muy golpeado, su ropa estaba completamente arrugada y su respiración acelerada. Akame se acercó, poniéndole una mano sobre el hombro izquierdo.
—¡Vaya, Datsue-kun, era cierto! ¡Un muerto no-muerto! —exclamó el Uchiha, jovial—. Había oído muchas historias y cuentos sobre esto, ¡pero nunca lo había visto con mis propios ojos! ¿Cómo puede ser? —añadió después, llevándose la mano al mentón con gesto pensativo.
Parecía que el hecho de que aquel sicario con aspecto de roedor se les hubiese vuelto a escapar —esta vez, llevándose a un civil consigo— no importaba en absoluto a Akame.