22/07/2017, 19:00
Con el corazón en un puño, Datsue subía escalón a escalón con el mayor cuidado posible de no hacer ningún ruido. El ambiente era opresivo y oscuro, con un matiz fantasmagórico debido a la luz lunar que se filtraba desde arriba. Cuando llegaron al final de las escaleras, el Uchiha contuvo el aliento. Se habían topado con el origen del cántico…
—Cuando la Luna de sangre baja...
Era un anciano el que la canturreba. Un anciano con los ojos vendados, que se mecía en una silla sobre el balcón, señalando con un bastón la luna… «La luna…» Jamás había visto una luna tan grande ni tan hipnótica. El Uchiha se hubiese quedado embobado mirándola de no encontrarse en la situación en la que estaba. Miró a izquierda y derecha: solo un par de estanterías viejas y podridas, pero ni rastro de Soshuro y el timonel.
—La línea entre hombres y bestias se difumina...
—… Y cuando Susano’o descienda, seré bendecido con un hijo.
Meses más tarde, cuando Datsue relataba aquella historia a cada chica con la que se encontraba para impresionarlas —modificando algunos detallitos sin importancia—, siempre se preguntaba, mentalmente, porque había dicho lo que dijo cuando se topó con el viejo. Nunca dio con una respuesta clara. Simplemente, le había salido del alma.
Tras su pequeño desliz de lengua, el Uchiha se quedó clavado en el sitio, incapaz de moverse o articular palabra alguna. El miedo —el terror a lo desconocido—, le impedía siquiera darle la espalda para echar a correr escaleras abajo y alejarse lo máximo posible de aquella torre, la isla, y sus excéntricas y odiosas locuras…
—Cuando la Luna de sangre baja...
Era un anciano el que la canturreba. Un anciano con los ojos vendados, que se mecía en una silla sobre el balcón, señalando con un bastón la luna… «La luna…» Jamás había visto una luna tan grande ni tan hipnótica. El Uchiha se hubiese quedado embobado mirándola de no encontrarse en la situación en la que estaba. Miró a izquierda y derecha: solo un par de estanterías viejas y podridas, pero ni rastro de Soshuro y el timonel.
—La línea entre hombres y bestias se difumina...
—… Y cuando Susano’o descienda, seré bendecido con un hijo.
Meses más tarde, cuando Datsue relataba aquella historia a cada chica con la que se encontraba para impresionarlas —modificando algunos detallitos sin importancia—, siempre se preguntaba, mentalmente, porque había dicho lo que dijo cuando se topó con el viejo. Nunca dio con una respuesta clara. Simplemente, le había salido del alma.
Tras su pequeño desliz de lengua, el Uchiha se quedó clavado en el sitio, incapaz de moverse o articular palabra alguna. El miedo —el terror a lo desconocido—, le impedía siquiera darle la espalda para echar a correr escaleras abajo y alejarse lo máximo posible de aquella torre, la isla, y sus excéntricas y odiosas locuras…
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado