23/07/2017, 18:18
El intento del clon reveló que no era especialmente ágil, ni especialmente ni ligeramente. No era nada parecido ni remotamente a rápido. Por lo que su destino se decidió rápidamente. Y por un momento me dejé llevar por mi yo más profundo.
— ¡NOOO! ¡Has matado al clon Kudeiro! Malandrín, ¿saciada has hallado tu sed de sangre inocente con este despliegue de violencia homicida?
Salté del muro y avancé un par de metros hacia él mientras hacía sellos de forma nada disimulada. Al acabar la tierra bajo el ring de madera empezaría a retorcerse y romperse haciendo saltar por los aires tanto astillas como guijarros y dejando gran parte del ring totalmente destrozada. Di un pequeño salto hacia atras para alejarme de las astillas voladoras y de la nube tóxica que se estaba levantando. Puesto que el clon era mas o menos el doble de lento que mi nuevo archienemigo de hoy, ahora se encontraba a unos seis metros de mi por lo que la técnica se habría pasado un par de metros de su posición.
Sin embargo, el destrozo del ring había sumido la arena en una leve cortina de humo. Llevé mi diestra a la empuñadura de mi espada, aunque lo más probable era que hubiera reculado para escapar del impacto me mantendría alerta.
— ¡NOOO! ¡Has matado al clon Kudeiro! Malandrín, ¿saciada has hallado tu sed de sangre inocente con este despliegue de violencia homicida?
Salté del muro y avancé un par de metros hacia él mientras hacía sellos de forma nada disimulada. Al acabar la tierra bajo el ring de madera empezaría a retorcerse y romperse haciendo saltar por los aires tanto astillas como guijarros y dejando gran parte del ring totalmente destrozada. Di un pequeño salto hacia atras para alejarme de las astillas voladoras y de la nube tóxica que se estaba levantando. Puesto que el clon era mas o menos el doble de lento que mi nuevo archienemigo de hoy, ahora se encontraba a unos seis metros de mi por lo que la técnica se habría pasado un par de metros de su posición.
Sin embargo, el destrozo del ring había sumido la arena en una leve cortina de humo. Llevé mi diestra a la empuñadura de mi espada, aunque lo más probable era que hubiera reculado para escapar del impacto me mantendría alerta.
—Nabi—