23/07/2017, 21:48
Orgullo. Fue lo que sintió al escuchar que Akame, tras su poco convincente discurso; profesó estar de acuerdo con su también poco elaborado plan. Aquello le obligó a inflar el pecho y a vestir su rostro de la sonrisa más galante de todo oonindo, donde sus filosos dientes brillaron cual escena caricaturesca. Se levantó de su asiento en un santiamén, cruzó los brazos como lo haría un superhéroe, y miró a sus dos compañeros con la decisión del más experimentado líder militar. O así lo sentía él, envalentonado por la victoria sobre Kotetsu.
Kaido no pudo hacer más que observar al peliblanco con su tan característica prepotencia, mientras Akame compartía, coma aparte; alguna que otra precaución a tener en cuenta si decidían embarcarse en un plan tan peligroso como el propuesto.
Con sus ojos tintados de rojo sangre, y más alerta que nunca. Le preocupaba el no poder salir de la fortaleza de Satomu sin llamar la atención.
—Propondría a Yarou-dono para que nos eche una mano, pero él sería el primero en meternos cuatro coscorrones a cada uno para mandarnos a dormir. Es un tipo muy fuerte, pero es muy probable que esté en desacuerdo con ésta pequeña travesura.
Kaido no pudo hacer más que observar al peliblanco con su tan característica prepotencia, mientras Akame compartía, coma aparte; alguna que otra precaución a tener en cuenta si decidían embarcarse en un plan tan peligroso como el propuesto.
Con sus ojos tintados de rojo sangre, y más alerta que nunca. Le preocupaba el no poder salir de la fortaleza de Satomu sin llamar la atención.
—Propondría a Yarou-dono para que nos eche una mano, pero él sería el primero en meternos cuatro coscorrones a cada uno para mandarnos a dormir. Es un tipo muy fuerte, pero es muy probable que esté en desacuerdo con ésta pequeña travesura.