24/07/2017, 03:25
—Dios mío… —fue la respuesta que le brindó al chico en un murmullo inaudible.
No podía seguir hablando así fuera en voz baja delante de aquella chica de Amegakure, era una falta de respeto hacia ella que para colmo se había portado muy bien con un shinobi de Uzushiogakure. «Lo mínimo que puedo hacer es dedicarle la atención que merece »pensó ya mirando al frente, no sea cosa que termine por tropezarse al escuchar algún grito extraño desde atrás suyo, aunque ciertamente sintió un escalofrío por la espalda, de esos que dicen que te dan cuando alguien habla de ti. Pero no le dio mayor importancia.
La conversación con aquella otra kunoichi siguió su rumbo sin problemas, hablaron un tanto sobre el torneo y pronto Datsue aprovecharía para mencionar algunas cosillas aparte, seguramente algún método poco honorable para hacerse con más dinero aunque Koko en particular no era consciente de esta mala costumbre de aquel al que cargaba sobre su espalda.
De todas maneras, luego de un par de frases sueltas, el chico comenzó a removerse un poco incomodando a la rubia que prefirió ayudarle dando un pequeño brinco aunque sin soltarle, lo último que quería era pasarse con la fuerza del salto y mandarle a volar como podría haber hecho por error momentos atrás.
—¿Mejor? —Consultó ya segura de que lo tenía a una mejor altura.
Fue entonces cuando el chico decidió aclarar su comentario sobre la porra. Una apuesta, simple y sencillamente de eso se trataba y de paso dejó en claro algunas tendencias, como de que los shinobis de Kusagakure no valían tanto como los de Uzushio y de que probablemente la favorita para ganar era una tal Aiko. Pero Ayame se adelantó a la pecosa a la hora de preguntar…
—¿Por qué sólo un ryō por ella? —Preguntó, ni corta ni perezosa, a lo que la Kageyama básicamente respondió volteando apenas para poder mirar por el rabillo del ojo a Datsue detrás suya.
—¿Y tan mal ven a los de Kusagakure? —Consultó luego de un momento suponiendo que no era él quien había dado semejante fama a aquellos shinobis.
No podía seguir hablando así fuera en voz baja delante de aquella chica de Amegakure, era una falta de respeto hacia ella que para colmo se había portado muy bien con un shinobi de Uzushiogakure. «Lo mínimo que puedo hacer es dedicarle la atención que merece »pensó ya mirando al frente, no sea cosa que termine por tropezarse al escuchar algún grito extraño desde atrás suyo, aunque ciertamente sintió un escalofrío por la espalda, de esos que dicen que te dan cuando alguien habla de ti. Pero no le dio mayor importancia.
La conversación con aquella otra kunoichi siguió su rumbo sin problemas, hablaron un tanto sobre el torneo y pronto Datsue aprovecharía para mencionar algunas cosillas aparte, seguramente algún método poco honorable para hacerse con más dinero aunque Koko en particular no era consciente de esta mala costumbre de aquel al que cargaba sobre su espalda.
De todas maneras, luego de un par de frases sueltas, el chico comenzó a removerse un poco incomodando a la rubia que prefirió ayudarle dando un pequeño brinco aunque sin soltarle, lo último que quería era pasarse con la fuerza del salto y mandarle a volar como podría haber hecho por error momentos atrás.
—¿Mejor? —Consultó ya segura de que lo tenía a una mejor altura.
Fue entonces cuando el chico decidió aclarar su comentario sobre la porra. Una apuesta, simple y sencillamente de eso se trataba y de paso dejó en claro algunas tendencias, como de que los shinobis de Kusagakure no valían tanto como los de Uzushio y de que probablemente la favorita para ganar era una tal Aiko. Pero Ayame se adelantó a la pecosa a la hora de preguntar…
—¿Por qué sólo un ryō por ella? —Preguntó, ni corta ni perezosa, a lo que la Kageyama básicamente respondió volteando apenas para poder mirar por el rabillo del ojo a Datsue detrás suya.
—¿Y tan mal ven a los de Kusagakure? —Consultó luego de un momento suponiendo que no era él quien había dado semejante fama a aquellos shinobis.