25/07/2017, 16:28
— Claro, si quieres, pero, ¿te has traido traje de baño?
Ante su pregunta, Nabi había contestado afirmativo, y aunque le había formulado otra pregunta sobre el tema, ella no dudó en negar con la cabeza mientras una suave sonrisa se asentaba en sus labios.
— No pasa nada, puedo bañarme con ropa o incluso sin la túnica esta, lo importante es que podamos bañarnos. — Alegaba con convicción.
El paseo se alargó más de lo que la paciencia de Eri podía soportar, hasta que al final, cuando el agua dejó de correr a toda velocidad y el paseo se aplanaba y se convertía en totalmente llano, Nabi habló para avisar de que estaban cercanos al lugar.
— Perfecto, es por aqui, solo hay que subir esa pared.
— Entendido.
La pared en cuestión era extraña, o algo fuera de lo común de lo que estaba acostumbrada a ver ella, pero no le importó mucho, aunque daba la sensación de que podría romperse de un momento a otro.
— Aún no tengo claro como se formó todo esto, y la verdad es que es raro de cojones. Lo que sí sé es que esa pared se va a caer de un momento a otro, se lo he dicho mil veces a los aldeanos pero ellos están convencidos de que no les pasara nada.
— ¿Vienes a menudo? Te conocerán entonces por todo el pueblo entonces, ya que para decir estas cosas se necesita mucha confianza.
Fue lo que dijo antes de imitar al Senju, pegándose a la pared con ambos pies y sumo cuidado ya que hacía demasiado tiempo que no utilizaba la escalada vertical, y mira que lo tenía fácil pues en cada punto del continente había árboles para practicar. Agarró fuertemente la mano de Nabi por si acaso su control de chakra fallaba y ambos lograron subir la pared.
Y, aunque pareciese mentira; justo cuando volvieron a su posición original encontraron césped y un montón de pequeñas casas que formaban la aldea que Nabi quería enseñarla, o al menos eso pensaba ella.
— Vaya... — Alegó, quedándose sin palabras momentáneamente. — Que... Tranquilo, es el típico sitio donde sueñas con vivir.
Y se quedó ahí parada, contemplando el lugar con sus ojos bien abiertos.
Ante su pregunta, Nabi había contestado afirmativo, y aunque le había formulado otra pregunta sobre el tema, ella no dudó en negar con la cabeza mientras una suave sonrisa se asentaba en sus labios.
— No pasa nada, puedo bañarme con ropa o incluso sin la túnica esta, lo importante es que podamos bañarnos. — Alegaba con convicción.
El paseo se alargó más de lo que la paciencia de Eri podía soportar, hasta que al final, cuando el agua dejó de correr a toda velocidad y el paseo se aplanaba y se convertía en totalmente llano, Nabi habló para avisar de que estaban cercanos al lugar.
— Perfecto, es por aqui, solo hay que subir esa pared.
— Entendido.
La pared en cuestión era extraña, o algo fuera de lo común de lo que estaba acostumbrada a ver ella, pero no le importó mucho, aunque daba la sensación de que podría romperse de un momento a otro.
— Aún no tengo claro como se formó todo esto, y la verdad es que es raro de cojones. Lo que sí sé es que esa pared se va a caer de un momento a otro, se lo he dicho mil veces a los aldeanos pero ellos están convencidos de que no les pasara nada.
— ¿Vienes a menudo? Te conocerán entonces por todo el pueblo entonces, ya que para decir estas cosas se necesita mucha confianza.
Fue lo que dijo antes de imitar al Senju, pegándose a la pared con ambos pies y sumo cuidado ya que hacía demasiado tiempo que no utilizaba la escalada vertical, y mira que lo tenía fácil pues en cada punto del continente había árboles para practicar. Agarró fuertemente la mano de Nabi por si acaso su control de chakra fallaba y ambos lograron subir la pared.
Y, aunque pareciese mentira; justo cuando volvieron a su posición original encontraron césped y un montón de pequeñas casas que formaban la aldea que Nabi quería enseñarla, o al menos eso pensaba ella.
— Vaya... — Alegó, quedándose sin palabras momentáneamente. — Que... Tranquilo, es el típico sitio donde sueñas con vivir.
Y se quedó ahí parada, contemplando el lugar con sus ojos bien abiertos.