25/07/2017, 22:08
Su esfuerzo propició que tanto Akame, como Datsue volvieran en sí; recuperando la conciencia luego de la aparatosa intervención del escualo. El primero despertó, entre confusos quejidos, por detrás del gyojin, y Datsue, poco después; abandonaría el trance y se escabulliría del agarre del tiburón una vez se encontrase seguro.
El brazo del Hozuki perdió su portento y volvió a su tamaño natural, mientras que el escualo se veía obligado a intercalar la mirada entre los Uchiha con rostro afligido, vestido de terror. Ya no sonreía, ya no vacilaba. Tan sólo quería poder salir de ahí en una sola pieza, y sin embargo...
—¡No le escuchéis, no le escuch.... —de pronto, sus labios se entorpecieron el uno con el otro y sus palabras de trabaron. Aquel escalofrío que le había envuelto el cuerpo ahora era palpable, y su cuerpo no supo como reaccionar a la tajante mirada velada que le arrojaba el anciano, a pesar de tener sus ojos cubiertos por la venda. De cualquier forma, entendió que si los Uchiha habían salido de sus trances, había sido por su intervención, lo que le convertía, de buenas a primeras, en un obstáculo. Un bache molesto que tendría que remover.
«Mierda, mierda, ¡mierda!»
Entre el miedo y la zozobra, el gyojin no tuvo más remedio que actuar ciegamente, en igualdad de condiciones con el anciano. Si la desidia y su mermada voluntad se lo permitían, atacaría al viejo sin pensarlo. Un golpe, o dos, cuantos fueran necesarios para hacerlo callar... a pesar de que de su boca no salía ni una sola palabra.
El brazo del Hozuki perdió su portento y volvió a su tamaño natural, mientras que el escualo se veía obligado a intercalar la mirada entre los Uchiha con rostro afligido, vestido de terror. Ya no sonreía, ya no vacilaba. Tan sólo quería poder salir de ahí en una sola pieza, y sin embargo...
—¡No le escuchéis, no le escuch.... —de pronto, sus labios se entorpecieron el uno con el otro y sus palabras de trabaron. Aquel escalofrío que le había envuelto el cuerpo ahora era palpable, y su cuerpo no supo como reaccionar a la tajante mirada velada que le arrojaba el anciano, a pesar de tener sus ojos cubiertos por la venda. De cualquier forma, entendió que si los Uchiha habían salido de sus trances, había sido por su intervención, lo que le convertía, de buenas a primeras, en un obstáculo. Un bache molesto que tendría que remover.
«Mierda, mierda, ¡mierda!»
Entre el miedo y la zozobra, el gyojin no tuvo más remedio que actuar ciegamente, en igualdad de condiciones con el anciano. Si la desidia y su mermada voluntad se lo permitían, atacaría al viejo sin pensarlo. Un golpe, o dos, cuantos fueran necesarios para hacerlo callar... a pesar de que de su boca no salía ni una sola palabra.