26/07/2017, 00:09
Uchiha Datsue no se consideraba un tipo violento, pero cuando reconoció en los ojos de Kaido la firme determinación de atacar a aquel ciego y —aparentemente— indefenso anciano, una corriente de euforia invadió su cuerpo, eclipsando momentáneamente el miedo que sentía. «¡Eso es, joder! ¡Primero un buen puñetazo y luego, ya si eso, llegan las preguntas! ¡Como se acostumbra en Amegakure! ¡Pues claro que sí, joder!»
Aprovechando la confusión, el Uchiha quiso tomar el flanco del anciano. ¿Para ayudar a Kaido en su noble paliza? Nada más lejos de la realidad. Para salir corriendo de allí y no mirar atrás, más bien. Por el camino, escuchó cómo Akame gruñía al otro lado, justo cuando el Ameriense acertaba su primer golpe. No lo alcanzó a comprender, pero lejos de preocuparse por su compañero, aquello solo provocó que tuviese más ganas de que Kaido continuase. «¡Otra más, Kaido! ¡Vamos, no pares joder! ¡No…!»
¡Plaf!
Sintió como recibía un puñetazo fantasma en plena mejilla. Le pilló tan de improvisto y tan de sorpresa, que se trastrabilló hacia atrás y a punto estuvo de caer al suelo si no hubiese sido por la barandilla metálica, a la que se agarró como horas antes —aunque ahora parecía que había pasado una eternidad— se había agarrado a las cuerdas del barco en plena tormenta.
—¡Para, joder!
—Me cago en… —farfulló Datsue, boquiabierto y con un dolor palpitante en un lado del rostro. ¿Qué cojones estaba pasando? ¿Acaso estaban siendo atacados por fantasmas o…? Miró a Kaido, luego a Akame y luego al anciano. «Estás tomándome el pelo, joder. Debes estar tomándome el pelo…»—. Kaido, ¡contrólate, joder! ¡Primero se pregunta y luego, si acaso, se pega! ¡Para de una vez o nos matarás a todos!
«Malditos Amerienses y sus bárbaras costumbres, joder. Va a conseguir matarnos a todos. Qué cojones, céntrate. Recuerda lo que has aprendido en la Academia. Esto… esto… tiene que ser un Genjutsu, o una especie de Fuuinjutsu macabro y que debería ser totalmente ilegal, joder. Es como si me hubiesen hecho vudú. Y de ser así, lo primero que habría que hacer es…»
El Uchiha se levantó de un salto, invadido de pronto por el instinto más antiguo y poderoso que tenía la humanidad: la supervivencia. Se abalanzó sobre el anciano y atrapó una de sus manos, tratando de hacerle una llave tras su espalda, presionándola e inmovilizándola. ¿Su objetivo? Evitar a toda costa que hiciese sellos o cogiese algún tipo de arma que llevase escondido entre sus ropajes, no ya solo para atacarles, sino para atacarse a sí mismo… y por tanto a él también. Desesperado, buscó la otra mano del viejo para repetir la acción e inmovilizarle ambos brazos lo mejor que pudiese.
—¡Quiero irme a casa, joder! —rugió, al borde del llanto, Datsue—. ¡A la mierda la herencia y la puta isla! ¡Quiero irme a casa!
Aprovechando la confusión, el Uchiha quiso tomar el flanco del anciano. ¿Para ayudar a Kaido en su noble paliza? Nada más lejos de la realidad. Para salir corriendo de allí y no mirar atrás, más bien. Por el camino, escuchó cómo Akame gruñía al otro lado, justo cuando el Ameriense acertaba su primer golpe. No lo alcanzó a comprender, pero lejos de preocuparse por su compañero, aquello solo provocó que tuviese más ganas de que Kaido continuase. «¡Otra más, Kaido! ¡Vamos, no pares joder! ¡No…!»
¡Plaf!
Sintió como recibía un puñetazo fantasma en plena mejilla. Le pilló tan de improvisto y tan de sorpresa, que se trastrabilló hacia atrás y a punto estuvo de caer al suelo si no hubiese sido por la barandilla metálica, a la que se agarró como horas antes —aunque ahora parecía que había pasado una eternidad— se había agarrado a las cuerdas del barco en plena tormenta.
—¡Para, joder!
—Me cago en… —farfulló Datsue, boquiabierto y con un dolor palpitante en un lado del rostro. ¿Qué cojones estaba pasando? ¿Acaso estaban siendo atacados por fantasmas o…? Miró a Kaido, luego a Akame y luego al anciano. «Estás tomándome el pelo, joder. Debes estar tomándome el pelo…»—. Kaido, ¡contrólate, joder! ¡Primero se pregunta y luego, si acaso, se pega! ¡Para de una vez o nos matarás a todos!
«Malditos Amerienses y sus bárbaras costumbres, joder. Va a conseguir matarnos a todos. Qué cojones, céntrate. Recuerda lo que has aprendido en la Academia. Esto… esto… tiene que ser un Genjutsu, o una especie de Fuuinjutsu macabro y que debería ser totalmente ilegal, joder. Es como si me hubiesen hecho vudú. Y de ser así, lo primero que habría que hacer es…»
El Uchiha se levantó de un salto, invadido de pronto por el instinto más antiguo y poderoso que tenía la humanidad: la supervivencia. Se abalanzó sobre el anciano y atrapó una de sus manos, tratando de hacerle una llave tras su espalda, presionándola e inmovilizándola. ¿Su objetivo? Evitar a toda costa que hiciese sellos o cogiese algún tipo de arma que llevase escondido entre sus ropajes, no ya solo para atacarles, sino para atacarse a sí mismo… y por tanto a él también. Desesperado, buscó la otra mano del viejo para repetir la acción e inmovilizarle ambos brazos lo mejor que pudiese.
—¡Quiero irme a casa, joder! —rugió, al borde del llanto, Datsue—. ¡A la mierda la herencia y la puta isla! ¡Quiero irme a casa!
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado