27/07/2017, 14:43
(Última modificación: 27/07/2017, 15:40 por Uchiha Datsue.)
Pero Datsue jamás llegaría a sujetar al anciano, pues cuando a punto estaba de llegar hasta él, su compañero de Villa le agarró de los brazos, deteniéndole en el último instante.
—¿¡Pero qué haces, loco!? ¿¡Quieres que nos haga más daño!? Si le hieres, nosotros también sufriremos el golpe!
—¡Pero si solo iba a sujetarle, joder! —vociferó, fuera de sí—. ¡No pierdas los putos nervios y compórtate, hostia!
Se revolvió, sacándose de encima el agarre del Uchiha. Tenía que sujetar al anciano antes de que…
—Hostia puta…
Las vendas flotaban en el aire, como la primera hoja de un árbol que cae en Otoño. Sin ellas, el rostro del anciano quedó revelado al completo. Dos canicas de marfil ocupaban el sitio donde debían estar sus ojos. Dos cuencas de marfil con el iris y la pupila dibujadas en ella, con un líquido espeso y oscuro demasiado parecido a la sangre... y un chakra oscuro y ponzoñoso rebosando en ellas. Un chakra tan siniestro como antinatural.
—La puta madre... —Datsue no lo hubiese definido mejor.
El anciano, como si aquel acto le hubiese supuesto el mayor agravio del mundo, se levantó aullando como un loco. Sus debilitadas piernas no le permitieron más que dar un paso, precipitándose de cara contra el suelo.
«Oh, no…»
Lo vio venir. Lo vio venir y aun así no pudo hacer nada por evitarlo. Cayó al suelo como si le hubiesen dado otro puñetazo en la boca, y los ojos se le humedecieron por el dolor. Pero no había tiempo para lamentaciones. El anciano seguía en su firme propósito de alcanzar la barandilla…
«¡La barandilla!»
—¡Joder! ¡Detenlo, maldita sea! —gritó Akame, también tirado en el suelo, a su lado.
—¡Eso mismo trataba de hacer antes, joder! Me cago en… —Datsue tuvo un repentino momento de clarividencia. Un momento en el que se le conectaron las neuronas, dando a luz una idea prodigiosa. Toda técnica tenía un punto débil. Eso le habían enseñado en la Academia. Si Datsue recibía el mismo dolor que sufría el anciano… ¿no sucedería también a la inversa?
Tenía que actuar y tenía que hacerlo ya. Estaba demasiado lejos como para alcanzar al anciano a tiempo. Era el momento de la verdad. El momento de ser un héroe y sacrificarse por el resto de sus compañeros. Inspiró profundamente, abrió la boca y…
… mordió con toda su rabia la pantorrilla de Akame, que en esos momentos yacía a su lado. A Akame siempre se le había dado mejor que a él eso de ser un héroe. «Lo siento, camarada. Era la única opción…»
—¿¡Pero qué haces, loco!? ¿¡Quieres que nos haga más daño!? Si le hieres, nosotros también sufriremos el golpe!
—¡Pero si solo iba a sujetarle, joder! —vociferó, fuera de sí—. ¡No pierdas los putos nervios y compórtate, hostia!
Se revolvió, sacándose de encima el agarre del Uchiha. Tenía que sujetar al anciano antes de que…
—Hostia puta…
Las vendas flotaban en el aire, como la primera hoja de un árbol que cae en Otoño. Sin ellas, el rostro del anciano quedó revelado al completo. Dos canicas de marfil ocupaban el sitio donde debían estar sus ojos. Dos cuencas de marfil con el iris y la pupila dibujadas en ella, con un líquido espeso y oscuro demasiado parecido a la sangre... y un chakra oscuro y ponzoñoso rebosando en ellas. Un chakra tan siniestro como antinatural.
—La puta madre... —Datsue no lo hubiese definido mejor.
El anciano, como si aquel acto le hubiese supuesto el mayor agravio del mundo, se levantó aullando como un loco. Sus debilitadas piernas no le permitieron más que dar un paso, precipitándose de cara contra el suelo.
«Oh, no…»
Lo vio venir. Lo vio venir y aun así no pudo hacer nada por evitarlo. Cayó al suelo como si le hubiesen dado otro puñetazo en la boca, y los ojos se le humedecieron por el dolor. Pero no había tiempo para lamentaciones. El anciano seguía en su firme propósito de alcanzar la barandilla…
«¡La barandilla!»
—¡Joder! ¡Detenlo, maldita sea! —gritó Akame, también tirado en el suelo, a su lado.
—¡Eso mismo trataba de hacer antes, joder! Me cago en… —Datsue tuvo un repentino momento de clarividencia. Un momento en el que se le conectaron las neuronas, dando a luz una idea prodigiosa. Toda técnica tenía un punto débil. Eso le habían enseñado en la Academia. Si Datsue recibía el mismo dolor que sufría el anciano… ¿no sucedería también a la inversa?
Tenía que actuar y tenía que hacerlo ya. Estaba demasiado lejos como para alcanzar al anciano a tiempo. Era el momento de la verdad. El momento de ser un héroe y sacrificarse por el resto de sus compañeros. Inspiró profundamente, abrió la boca y…
… mordió con toda su rabia la pantorrilla de Akame, que en esos momentos yacía a su lado. A Akame siempre se le había dado mejor que a él eso de ser un héroe. «Lo siento, camarada. Era la única opción…»
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado