28/07/2017, 20:02
Kaido intercalaba la mirada y el pescuezo entre los dos genin, quienes tenían opiniones diferentes acerca de quién o cuáles eran quizás partícipes del misterio que rodeaba a la isla, y a su gente (o a la falta de ella). Para Akame, Soshuro no tenía nada que ver con ello, a pesar de su evidente interés para con los dos Uchiha, y no así para con el gyojin. Datsue, no obstante, y fiel a su corazonada; creía con seguridad que ellos eran parte de todo el embrollo. Y si así lo era el anciano, también el timonel como parte de su staff.
¿Pero acaso hacía diferencia alguna? se obligó a preguntarse el escualo. Y ahí fue cuando tuvo que dar la razón a Akame, respecto al hecho de que sin importar si tuviera algo que ver o no, el timonel tendría que hacer lo que ellos fueran a pedirle. Por las buenas, o por las malas.
Y así se lo iban a hacer saber, una vez llegasen al pueblo fantasma.
—Y ahora, ¿por dónde demonios empezamos a buscar? Son todas iguales. Parece hecho a posta, por todos los dioses...
—Espera, joder, ¡espera! —murmuró, con voz crispada, terriblemente asustado por la idea de tener que meterse en ninguna de las casas que allí había—. Yo voto por ir a la casa donde había unas cabras en el corral, ¿recordáis cuál era? Pero antes de eso… —añadió rápidamente—. Joder, hagamos las cosas bien esta vez. Planifiquemos una pequeña estratagema de combate, por si las cosas se ponen feas. Yo tengo bombas de humo, de sonido y de luz que pueden darnos una oportunidad de escape. Y me especializo en ataques a distancia, que no cuerpo a cuerpo, con Katones. Eso es todo por mi parte.
»¿Y el resto? Si alguien sabe de primeros auxilios ya sería la hostia...
—Déjame el cuerpo a cuerpo a mí —admitió, conciso. Sin quitar la vista de los puntos que él consideraba ciegos para sus compañeros.
¿Pero acaso hacía diferencia alguna? se obligó a preguntarse el escualo. Y ahí fue cuando tuvo que dar la razón a Akame, respecto al hecho de que sin importar si tuviera algo que ver o no, el timonel tendría que hacer lo que ellos fueran a pedirle. Por las buenas, o por las malas.
Y así se lo iban a hacer saber, una vez llegasen al pueblo fantasma.
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—Y ahora, ¿por dónde demonios empezamos a buscar? Son todas iguales. Parece hecho a posta, por todos los dioses...
—Espera, joder, ¡espera! —murmuró, con voz crispada, terriblemente asustado por la idea de tener que meterse en ninguna de las casas que allí había—. Yo voto por ir a la casa donde había unas cabras en el corral, ¿recordáis cuál era? Pero antes de eso… —añadió rápidamente—. Joder, hagamos las cosas bien esta vez. Planifiquemos una pequeña estratagema de combate, por si las cosas se ponen feas. Yo tengo bombas de humo, de sonido y de luz que pueden darnos una oportunidad de escape. Y me especializo en ataques a distancia, que no cuerpo a cuerpo, con Katones. Eso es todo por mi parte.
»¿Y el resto? Si alguien sabe de primeros auxilios ya sería la hostia...
—Déjame el cuerpo a cuerpo a mí —admitió, conciso. Sin quitar la vista de los puntos que él consideraba ciegos para sus compañeros.