29/07/2017, 12:07
(Última modificación: 29/07/2017, 15:57 por Uchiha Akame.)
Akame negó con la cabeza. «Tenemos muy poca información sobre lo que realmente ha sucedido en ese faro como para sacar conclusiones precipitadas. Lo que sí está claro es que esas dos piedras que tienes en el bolsillo estaban impregnadas de chakra, Datsue-kun...» Instintivamente los negros ojos del Uchiha se fijaron en el bolsillo de Datsue, allí donde debían estar las canicas de marfil. «Joder, ni siquiera sabemos qué propiedades pueden tener... Nunca debí dejar que se las quedase».
Sea como fuere, el más joven de los uzureños no tardó en dar rienda suelta a su propio razonamiento para acabar —convenientemente— argumentando que debía ser Kaido quien entrase el primero. Por una vez, Akame tuvo que darle la razón sin discutir; el Gyojin había sido el único en librarse de aquella extraña técnica que les había afectado en el faro.
Ante la protesta del Tiburón, Akame se puso en sentadilla y luego se volteó hasta encarar la ventana al tiempo que sus ojos se teñían de rojo. Con un movimiento de su mano derecha, un kunai salió propulsado desde debajo de su manga. El Uchiha lo agarró con firmeza y luego, usando la punta del arma, empezó a trastear con la cerradura de la ventana hasta que sonó clic. Con ayuda de la parte plana de la hoja del kunai, Akame entreabrió la ventana.
—Así —replicó mientras miraba al amenio.
Sea como fuere, el más joven de los uzureños no tardó en dar rienda suelta a su propio razonamiento para acabar —convenientemente— argumentando que debía ser Kaido quien entrase el primero. Por una vez, Akame tuvo que darle la razón sin discutir; el Gyojin había sido el único en librarse de aquella extraña técnica que les había afectado en el faro.
Ante la protesta del Tiburón, Akame se puso en sentadilla y luego se volteó hasta encarar la ventana al tiempo que sus ojos se teñían de rojo. Con un movimiento de su mano derecha, un kunai salió propulsado desde debajo de su manga. El Uchiha lo agarró con firmeza y luego, usando la punta del arma, empezó a trastear con la cerradura de la ventana hasta que sonó clic. Con ayuda de la parte plana de la hoja del kunai, Akame entreabrió la ventana.
—Así —replicó mientras miraba al amenio.