29/07/2017, 20:12
«Maldita sea, ¡no me dejéis aquí solo!» Cuando se quiso dar cuenta, el Uchiha ya no veía a Akame por el hueco de la ventana. No, al menos, desde su posición. ¿Estaría con Kaido? ¿O algo más había sucedido sin que él se enterase desde allí? «Joder… Joder, joder, joder. ¿Y ahora qué hago, joder?»
Miró un momento hacia atrás. ¿Irse corriendo hacia el barco? Era una opción, pero no estaba para nada convencido de que tuviese los conocimientos adecuados para ponerlo en marcha. Por no hablar que, por el camino, podría cruzarse con algún lunático como el viejo del faro. ¿Y entonces qué haría, sin nadie a su lado para protegerle?
Quería llorar, tirarse de los pelos y maldecirse a sí mismo por el momento en que se le ocurrió venir hasta allí. Pero no había vuelta atrás, ya no había remedio. De nada servía lamentarse. Por supuesto, eso era algo más fácil de pensar que de hacerlo. Maldiciéndose a sí mismo un par de veces más, y apretando los dientes, se irguió de donde estaba y, con cuidado, fue avanzando paso a paso hacia la ventana, pegado contra la pared. «Soy tan joven, joder. Me queda tanto por lo que vivir… tanto que hacer. No puede ser, joder, no puede ser… Esto tiene que ser una pesadilla»
Temblando —literalmente— de miedo, el Uchiha se posicionó bajo la ventana, y, muy despacio, subió la cabeza para ver a través de ella. El corazón casi le da un vuelco al ver dos figuras en el interior, pero sus labios emitieron un suspiro de alivio cuando su sharingan reconoció el chakra de sus amigos. Estaban vivos. Y estaban solos… por el momento.
Se fijó que Akame miraba hacia un lado, hacia un pasillo que él, desde su posición, no alcanzaba a ver el final. El eco de una voz, demasiado baja y distorsionada como para distinguir sus palabras, surgió de allí. Una voz de…
—¡La guardaespaldas! —exclamó Datsue, en susurros, al reconocerla. Tenía que ser ella. Aquel tono de voz era demasiado característico y reconocible como para que se estuviese confundiendo.
Miró un momento hacia atrás. ¿Irse corriendo hacia el barco? Era una opción, pero no estaba para nada convencido de que tuviese los conocimientos adecuados para ponerlo en marcha. Por no hablar que, por el camino, podría cruzarse con algún lunático como el viejo del faro. ¿Y entonces qué haría, sin nadie a su lado para protegerle?
Quería llorar, tirarse de los pelos y maldecirse a sí mismo por el momento en que se le ocurrió venir hasta allí. Pero no había vuelta atrás, ya no había remedio. De nada servía lamentarse. Por supuesto, eso era algo más fácil de pensar que de hacerlo. Maldiciéndose a sí mismo un par de veces más, y apretando los dientes, se irguió de donde estaba y, con cuidado, fue avanzando paso a paso hacia la ventana, pegado contra la pared. «Soy tan joven, joder. Me queda tanto por lo que vivir… tanto que hacer. No puede ser, joder, no puede ser… Esto tiene que ser una pesadilla»
Temblando —literalmente— de miedo, el Uchiha se posicionó bajo la ventana, y, muy despacio, subió la cabeza para ver a través de ella. El corazón casi le da un vuelco al ver dos figuras en el interior, pero sus labios emitieron un suspiro de alivio cuando su sharingan reconoció el chakra de sus amigos. Estaban vivos. Y estaban solos… por el momento.
Se fijó que Akame miraba hacia un lado, hacia un pasillo que él, desde su posición, no alcanzaba a ver el final. El eco de una voz, demasiado baja y distorsionada como para distinguir sus palabras, surgió de allí. Una voz de…
—¡La guardaespaldas! —exclamó Datsue, en susurros, al reconocerla. Tenía que ser ella. Aquel tono de voz era demasiado característico y reconocible como para que se estuviese confundiendo.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado