2/08/2017, 15:16
— Es como si no debiésemos estar aquí. Algo tan hermoso no debería ser profanado por nosotros...
No pude evitar esbozar una media sonrisa ironica, yo pensé lo mismo, la diferencia es que yo era más feo que un pecado, y no un pecado en plan, no robes, no, un pecado capital como el de "No le sacaras los ojos al hijo del vecino por sacarle un diente a un hijo tuyo" o asín.
Pero Eri... aquel lago, aquellos arboles, aquellas flores, aquellos haces de luz, el paisaje en general, la llamaba. Como si fuera parte de ellos como si cuando ella se juntara al resto de elementos la verdadera belleza fuera a despertar. Si tuviera que elegir entre mirar el paisaje y mirar a Eri, me quedaría con Eri, pero aún mejor sería mirar a Eri en el paisaje.
A partir de ahora buscaría sitios hermosos y naturalmente bien dotados para almacenar la imagen de ella rodeada de belleza natural en un album mental que siempre podría llevar conmigo.
— No, este lugar está deseando que tú lo disfrutes. Ven.
Tire de ella suavemente hasta la pequeña peninsula que se adentraba en el lago timidamente quedando casi totalmente rodeada por él. Me agaché, poniendome de cuclillas y le señalé el agua, transparente y pura como lo era ella. A través de ella se podían ver pequeños pececillos más perdidos que un amenio en el desierto, algunos de colores disimulados para evitar ser comidos y otros de colores chillones para confundir al depredador.
— Si nadie viese las cosas bellas, nadie apreciería la belleza que poseen.
Le dije con una sonrisa sin pensar, directamente, ni mucho ni poco.
No pude evitar esbozar una media sonrisa ironica, yo pensé lo mismo, la diferencia es que yo era más feo que un pecado, y no un pecado en plan, no robes, no, un pecado capital como el de "No le sacaras los ojos al hijo del vecino por sacarle un diente a un hijo tuyo" o asín.
Pero Eri... aquel lago, aquellos arboles, aquellas flores, aquellos haces de luz, el paisaje en general, la llamaba. Como si fuera parte de ellos como si cuando ella se juntara al resto de elementos la verdadera belleza fuera a despertar. Si tuviera que elegir entre mirar el paisaje y mirar a Eri, me quedaría con Eri, pero aún mejor sería mirar a Eri en el paisaje.
A partir de ahora buscaría sitios hermosos y naturalmente bien dotados para almacenar la imagen de ella rodeada de belleza natural en un album mental que siempre podría llevar conmigo.
— No, este lugar está deseando que tú lo disfrutes. Ven.
Tire de ella suavemente hasta la pequeña peninsula que se adentraba en el lago timidamente quedando casi totalmente rodeada por él. Me agaché, poniendome de cuclillas y le señalé el agua, transparente y pura como lo era ella. A través de ella se podían ver pequeños pececillos más perdidos que un amenio en el desierto, algunos de colores disimulados para evitar ser comidos y otros de colores chillones para confundir al depredador.
— Si nadie viese las cosas bellas, nadie apreciería la belleza que poseen.
Le dije con una sonrisa sin pensar, directamente, ni mucho ni poco.
—Nabi—