2/08/2017, 18:50
De alguna manera, y por alguna razón que consideraba incomprensible, el famoso escultor percibió como los jóvenes dudaban para traspasar el portal. Para él, aquello no tenía sentido: No había nada más emocionante que ir a conocer su taller, y sentir como las cientos de miradas honestas y puras, de sus realistas esculturas, le recibían. Se suponía que debían de estar colmados de exaltación y sobrecogidos por tan maravillosa visión, después de todo estaban siendo testigos de su obra.
—Los jóvenes de hoy en día no saben apreciar cuando se les concede un honor ni cuando están observando algo glorioso —reclamo, medio ofendido en su inconmensurable orgullo—. Hay personas que matarían por estar de pie donde están ustedes… En realidad, si hay personas que literalmente matarían por ello…
»¿Qué sucede con ustedes? —pregunto confuso.
—No es que no lo aprecie, pero resulta bastante incomodo el sentir que todas esas estatuas me están vigilando.
El escultor, incapaz de comprender lo que le estaban diciendo, se giro sobre sí mismo para echar un amplio vistazo a su taller y a sus muchas creaciones. Aquello le impidió notar que Akame, con sus ojos carmesíes, estaba analizando a las esculturas y al escultor mismo… Su pregunta interna giraba alrededor de si aquellas estatuas tendrían algo extraño… Y su Sharigan le proporciono la respuesta, una respuesta que luego le generaría más preguntas.
Resultaba ser que el viejo escultor si tenía chakra, una energia fluctuante y densa, como el de quien lo usa con frecuencia y tiene maestria en ello. En cuanto a magnitud, era enorme, pero caótico e irregular como un montón de vapor que se concentraba, mayormente, alrededor de sus manos. Lo otro que le resultaría extraño era el hecho de que las estatuas también tenían chakra, pero no resultaba en nada parecido al de los clones que les atacaron: Este estaba imbuido en la piedra, como mesclado con ella en el nivel más básico de dicha materia, incluso estaba mejor proporcionado que el de los famosos “clones de sombra”. Y no estaba controlándolas o algo similar, simplemente estaba allí, quieto y contenido.
—A mi me resulta verdaderamente agradable tal sensación, me hace sentir humilde y esperado cuando entro aquí y me encuentro con ellas. —Por primera vez, a Satomu se le escuchaba hablar con calidez humana, algo que parecía imposible estaba siendo motivado por unos inanimados seres de piedra…, para luego volver a ser el de siempre—. Bueno, es una lástima que los dioses no les hayan concedido bueno gusto. Por suerte yo tengo suficiente para los tres. Vamos pasen y den un recorrido mientras preparo lo necesario para trabajar.
—Los jóvenes de hoy en día no saben apreciar cuando se les concede un honor ni cuando están observando algo glorioso —reclamo, medio ofendido en su inconmensurable orgullo—. Hay personas que matarían por estar de pie donde están ustedes… En realidad, si hay personas que literalmente matarían por ello…
»¿Qué sucede con ustedes? —pregunto confuso.
—No es que no lo aprecie, pero resulta bastante incomodo el sentir que todas esas estatuas me están vigilando.
El escultor, incapaz de comprender lo que le estaban diciendo, se giro sobre sí mismo para echar un amplio vistazo a su taller y a sus muchas creaciones. Aquello le impidió notar que Akame, con sus ojos carmesíes, estaba analizando a las esculturas y al escultor mismo… Su pregunta interna giraba alrededor de si aquellas estatuas tendrían algo extraño… Y su Sharigan le proporciono la respuesta, una respuesta que luego le generaría más preguntas.
Resultaba ser que el viejo escultor si tenía chakra, una energia fluctuante y densa, como el de quien lo usa con frecuencia y tiene maestria en ello. En cuanto a magnitud, era enorme, pero caótico e irregular como un montón de vapor que se concentraba, mayormente, alrededor de sus manos. Lo otro que le resultaría extraño era el hecho de que las estatuas también tenían chakra, pero no resultaba en nada parecido al de los clones que les atacaron: Este estaba imbuido en la piedra, como mesclado con ella en el nivel más básico de dicha materia, incluso estaba mejor proporcionado que el de los famosos “clones de sombra”. Y no estaba controlándolas o algo similar, simplemente estaba allí, quieto y contenido.
—A mi me resulta verdaderamente agradable tal sensación, me hace sentir humilde y esperado cuando entro aquí y me encuentro con ellas. —Por primera vez, a Satomu se le escuchaba hablar con calidez humana, algo que parecía imposible estaba siendo motivado por unos inanimados seres de piedra…, para luego volver a ser el de siempre—. Bueno, es una lástima que los dioses no les hayan concedido bueno gusto. Por suerte yo tengo suficiente para los tres. Vamos pasen y den un recorrido mientras preparo lo necesario para trabajar.